Si crees que Buzzcocks son un grupo viejo, no tienes ni pajolera idea: su gira por nuestro país volverá a dejar claro que tienen energía punk de sobras.
Tras pasar el año pasado por el Primavera Sound en un íntimo y ametrallador concierto en el Hidden Stage (algo que dejó a bastante gente sin entrada y con muchas ganas), las leyendas del punk Buzzcocks vuelven a visitar nuestro país en este mes de marzo… Y esta vez lo hacen a lo grande: efectivamente, el concierto que estarán ofreciendo el 24 de marzo en la Sala Apolo de Barcelona será solo el pistoletazo de salida de una gira que pasará el 26 de marzo por Madrid (Sala But), el 27 por Santander (Escenario Santander junto a The Pulsebeats) y el 28 por San Sebastián (Intxaurrondo junto a The Lookers).
Los mancunianos estarán presentando su primer disco en ocho años, «The Way» -un trabajo irregular, lleno de altibajos, que suena a viejoven desde la primera a la última nota, pero con ciertas perlas rebosantes de fuerza como «Chasing Rainbows / Modern Times«- en una gira en la que, en realidad, con qué disco estén girando es lo de menos: lo que Buzzcocks hacen en directo es algo no muy común entre muchos grupos de sextagenarios y viejas glorias (el ejemplo más directo son Television mismos, cuya actuación en el Primavera Sound el año pasado fue un recital de pasas deshidratadas que ni siquiera intentaron salir de su cuerpo decadente e arrugado). Los mismos Buzzcocks ofrecieron en la misma edición del Primavera Sound un concierto vibrante de la primera a la última canción, en la que nadie podía quedarse quieto aunque quisiera -ellos los primeros-.
Una oportunidad única para ver no sólo la primera banda punk nacida en Manchester, sino el primer grupo punk británico en autoeditar un disco: el mítico EP «Spiral Scratch» de 1977, que pese a contar casi cuarenta años sigue sonando tan fresco y arrollador como el primer día. Cogiendo melodías de su tradición más directa, desde The Beatles a The Zombies, Buzzcocks supieron dinamitarlas a base de vertiginosos martillazos rítmicos y letras tan directas como una bala, creando así canciones que hoy prometen sonar tan vivas como aquel mítico concierto junto a los Sex Pistols en julio de 1976.