«Mordechai» es un buen banquete de chill-funk comatoso y también la confirmación de que Khruangbin se van a hacer gigantes. Tiempo al tiempo.
Desde la salida de su primer EP, “The Infamous Bill” (Night Time Stories, 2014) -que contenía “The Number 4”, tema utilizado en spots televisivos de marcas cerveceras en España y al otro lado del Atlántico-, hasta la publicación de su segundo álbum, “Con Todo el Mundo” (Dead Oceans / Night Time Stories, 2018), Khruangbin vivieron un continuo crecimiento que les ha permitido conquistar los oídos apasionados por la psicodelia hasta erigirse en una de las bandas más peculiares del género en la actualidad.
Eso sí, el salto practicado por este trío de Houston devoto de los sonidos procedentes de oriente medio y del sudeste asiático -en concreto, el pop, el rock y el funk de Tailandia, por algo su nombre significa ‘avión’ en el idioma de aquel país- no se podría denominar estrictamente hype, porque su onda expansiva no ha sido tan visible ni ruidosa como marcan los cánones de las modas.
A la vez, la fórmula del grupo -como su propia filosofía- es ciertamente extraña: partiendo de la base de que se trata de música en su mayoría instrumental, por un lado es accesible dada la docilidad de su estilo, calmado, narcótico y placentero y ejecutado a bajas (bajísimas) revoluciones; por otro, a veces resulta difícil no dispersarse más de la cuenta bajo su hipnótica atmósfera, como si se estuviese escuchando un hilo musical de sala de espera con efectos somníferos.
Sin embargo, Khruangbin han sabido mantener el equilibrio de su propuesta entre esos dos extremos, un logro que también han trasladado a sus directos, como pudimos comprobar en el Paredes de Coura 2019, cuando Laura Lee, Mark Speer y Donald Ray ‘DJ’ Johnson transformaron su concierto en el gran auditorio natural del festival portugués en una sesión chill-out salpicada de groove y ritmos ágiles. El trío demostraba así igualmente una versatilidad que se plasmó a principios de este año en el EP “Texas Sun” (Dead Oceans, 2020), colaboración con Leon Bridges que supuso otro paso evolutivo para Khruangbin: probar el formato canción habitual, con voz y un desarrollo melódico y una estructura más reconocibles.
De ahí a que la banda siguiera investigando ese modo compositivo sólo quedaba un corto trecho, el que le llevó a “Mordechai” (Dead Oceans / Night Time Stories, 2020), tercer LP que debería empezar a conducir a Khruangbin definitivamente a una cota más alta a nivel mediático y de audiencia.
Es posible observar “Mordechai” como el típico disco de chill-funk comatoso de Khruangbin relleno de algunas canciones estándar o, en sentido inverso, su álbum más (relativamente) convencional aderezado con ingredientes exóticos. En cualquier caso, en este disco el trío refuerza sus señas de identidad: la precisa percusión de Johnson, los arabescos guitarreros de Speer y el siempre acentuado y armónico bajo de Laura Lee, que también despliega su técnica como letrista y cantante.
De hecho, “Time (You And I)”, el single de cabecera de “Mordechai”, exhibe esas -para ella- novedosas habilidades, en el que es el tema de Khruangbin más redondo, pegadizo, lúbrico y refrescante hasta la fecha gracias a su envoltorio disco-funk tamizado por aires latinos. En él Laura Lee -de apellido Ochoa– esboza unas raíces familiares hispanas que explotan en “Pelota”, sorprendente cumbia aflamencada que sube a los texanos a la nueva ola latina alternativa que recorre hoy en día el planeta.
La semi-metamorfosis de Khruangbin en “Mordechai” se completa con “So We Won’t Forget”, reflejo de su cara más fina y sensible (incluido su emotivo videoclip) que se extiende a la soulera “If There Is No Question”. Y, en paralelo, aparece la boutade del disco: “Connaissais de Face”, una especie de diálogo musicado al más puro estilo de Serge Gainsbourg con Jane Birkin. Antes, en medio y después de los cortes mencionados, el grupo se explaya a gusto con su dub-rock ultra-relajado ideal para dejar la mente en blanco y escuchar en posición horizontal o en postura de meditación mientras el olor a incienso embarga el ambiente y los mantras instrumentales psicodélicos suenan en bucle.
Khruangbin dominan esa materia a la perfección, pero “Mordechai” demuestra que su abanico de posibilidades es más amplio. Vista su progresión, quizá su siguiente trabajo sea, por decirlo de alguna manera, el que se sitúe al 100% entre coordenadas pop. [Más información en la web de Khruangbin // Escucha «Mordechai» en Apple Music y en Spotify]