No parece «In a Dream» (DFA Records, 2014) un disco hecho en el año 2014… ni para el año 2014. Entre los muchos despropósitos de llamar deep house a todas esas hordas miméticas que han seguido al éxito de Disclosure, hay uno que duele especialmente a los defensores del género original: el hecho de que el house, por definición, pero sobre todo en su variante deep, consiste en huir del pildorazo de pop radiofónico de tres minutos para explorar las posibilidades de las grandes evoluciones melódicas y de las rítmicas loopeadas e hipnóticas. Tampoco quiero decir con esto que «In a Dream» sea un disco deep house «de verdad» ni «de la vieja escuela», ni mucho menos, pero lo cierto es que lo que a mi me parece subyugante en el nuevo trabajo de The Juan MacLean es precisamente lo que echará para atrás a los buscadores de herederos de los hermanos Lawrence: seis de las nueve canciones de este disco oscilan entre los seis y los diez minutos. Ahí queda eso.
Con Nancy Whang formando totalmente parte de la banda (es por eso que nos encontramos ante The Juan MacLean y no ante Juan MacLean a secas), «In a Dream» toma las referencias y obsesiones habituales de la Santa Casa DFA, pero deja un poco de lado el p-funk que siempre obsesionó a James Murphy para decantarse por el garage house y por el disco de Chicago con divas de garganta negra… La principal gracia es que Whang tiene poco de diva negra y mucho de terrorista punk que tan pronto se pone beligerante como que te convence en su melancolía o en su juego de seducción. No tiene una de las voces más ricas del panorama de la música de baile, pero le sobra versatilidad y, sobre todo, actitud. Y, por encima de todas las cosas, en «In a Dream» brilla más todavía cuando se trenza alrededor de la voz de Juan MacLean, específicamente en dos de los mejores cortes del lote: las pletóricas «A Simple Design» y «I’ve Waited For So Long«.
Puede, sin embargo, que «In a Dream» adolezca de lo que suele adolecer cualquier sesión de buen disco house de finales de los 80: de la pérdida de importancia del concepto canción para otorgarle todo el protagonismo al continuo, al conjunto homogéneo. Las largas evoluciones de temas como «A Place Called Space» (esto es, sin lugar a dudas, lo que Daft Punk quisieron hacer al intentar juntar el italo cósmico y el AOR), «Love Stops Here» (que hace suspirar recordando a LCD Soundsystem), «Running Back To You» (tiene mucho funk, tiene poco punk) o «The Sun Will Never Set On Our Love» (broche final y pluscuamperfecto en forma de italo disco galáctico con un ritmo propio de unas ESG a cámara lenta) no parecen compuestas ni en el año 2014 ni para el año 2014. Pero quiero pensar que, incluso en el paradigma actual de música de consumo rápido, un disco como «In a Dream» llegará a un público que todavía es capaz de perder la cabeza por la vía de la digresión lenta y progresiva y no por la vía de la epilepsia del sobre-estimulo constante.