Hace tiempo que Jessie Ware venía amenazando con un disco totalmente enfocado al baile… Y ese disco es su nueva obra maestra «What’s Your Pleasure?».
En el año 2012, Jessie Ware se postulaba como gran dama del nu-r&b con denominación de origen puramente británico con un disco que a día de hoy sigue siendo de lo mejorcito de la década pasada: aquel «Devotion» (Interscope, 2012) que, directamente, nos hizo lubricar pensando en una Sade del siglo 21. Fundido a negro. Cambiamos a un año después, cuando «Settle» (Cherrytree, 2013) de Disclosure definirían un sonido que estaba destinado a marcar a fuego la electrónica durante una buena temporada. Deep house, se le (mal) llamó. Pero ya sabes por dónde voy. Ese sonido. Exactamente ese sonido.
La cuestión es que uno de los temas más destacables de «Settle» es, sin lugar a dudas, el «Confess To Me» al que Ware aportaba no solo un rango vocal de órdago, sino también una actitud de disco diva que, por aquel entonces, solo Róisín Murphy podía equiparar. Porque ahí está la clave de todo: una diva no es una niña mona a la que la industria le pavimenta una carrera maravillosa. Una diva es alguien que transmite un rango de emociones con su voz. Es casi un personaje. Una guía. Una actriz. Una chamana.
Lo que ocurre es que, a partir de entonces, Jessie Ware prefirió centrarse en la seriedad latente en «Devotion» y olvidarse un poco de aquella vertiente más eróticofestiva que muchos adoramos en «Confess To Me«. Se metió de lleno en un rollito de diva hiper-estilizada y elegante adicta a la ambientación a media luz y a esas canciones que parecen ser escritas la noche después de que tu pareja de 10 años te pegue una patada. Un rollito que mola, no digo que no, y que la artista llevó hasta sus últimas consecuencias en «Glasshouse» (Interscope, 2017), un disco que tenía sus temazos… pero que ya habíamos escuchado con anterioridad. En su carrera. Y en otras carreras.
Otro fundido a negro. Y, esta vez, la acción se traslada al año 2018, cuando «Glasshouse» ya había completado su circuito de promoción y, de repente, la Ware lanzaba totalmente por sorpresa un temón titulado «Overtime» que no tenía nada que ver con su último álbum hasta la fecha. Lo lanzaba, además, con una advertencia: ya estaba trabajando en un nuevo álbum que estaría directamente enfocado a la pista de baile. Y, ojo, porque la canción en cuestión no solo sonaba a Disclosure en sus mejores horas, sino que la diva incluso se atrevía a cantar una burrada como «Drop me a line / We can do this all the time / You and I / Let’s go into overtime«. Que sí, que «drop me a line» puede traducirse como «envíame un whatsapp, maricón«. Pero tú y yo sabemos a qué se refiere la tía.
Desde «Overtime«, cada nuevo tema que ha publicado Jessie Ware ha apuntado en la dirección no solo del baile, sino también de una actitud mucho más distendida, remolona y gozona. Aquí dejamos los fundidos a negro y nos plantamos en el momento presente, cuando la artista por fin suelta a la bestia. Una bestia llamada «What’s Your Pleasure?» (Virgin, 2020) que, de hecho, cumple la promesa (y/o amenaza) de la diva: este es su disco de baile. Es, de hecho, su disco de disco. Y también su mejor trabajo desde «Devotion«.
Porque, al fin y al cabo, cuando Jessie Ware dice que va a hacer un disco de baile, eso significa que no lo va a hacer siguiendo las coordenadas que impone la industria musical del año 2020. Eso se lo dejamos a Lady Gaga. Aunque en este lote hay un par de pelotazos que podrían haberse colado perfectamente en lo último de Dua Lipa. Pero repito: las coordenadas de Jessie Ware son otras. Son las coordenadas que por ejemplo han estado trabajando en los últimos años Jessy Lanza (no parece casual que Morgan Geist produzca ese jitazo que es «Soul Control«) y la ya mencionada Róisín Murphy.
Esto significa que Ware puede resultar bailable sin necesidad de tener el pie en el acelerador todo el rato y como si no hubiera un mañana. Ni mucho menos. «What’s Your Pleasure?» atesora cortes de baile íntimo, casi de pareja frotándose en medio de la pista ignorando al resto del mundo a su alrededor. En esa liga juegan canciones como «Adore You» o la sublime «Spotlight«. También hay canciones que apelan a ese género maravilloso del «bailar en el club con lágrimas en los ojos», como «In Your Eyes» o «The Kill«. Y, obviamente, hay canciones en las que el disco (y el funk) ganan la batalla de forma juguetona, chispeante y pretendidamente oldie, como «Oh La La«, «Read My Lips» y «Mirage (Don’t Stop)«.
Y, por último, están los dos temarrales que entroncan directamente con la Jessie Ware de «Confess To Me«: la titular «What’s Your Pleasure?«, que debería convertirse en la banda sonora original de las sex partys post-coronavirus; y la alucinante (pero alucinante de verdad, que te deja alucinado y medio lelo) «Save A Kiss«, que bien podría ser el single de adelanto del nuevo disco de Robyn tras su maravilloso «Honey» (Interscope, 2018). Obviamente, es totalmente imperdonable que la artista no haya incluido «Overtime, siendo este tema la cuadrícula sobre la que se ha dibujado todo el álbum.
Pero no pasa nada. Si «Overtime» no está aquí es porque «What’s Your Pleasure?» no la necesita. Es este un disco que se basta y que se sobra para que por fin adoremos una nueva faceta de Jessie Ware que muchos hemos querido tener en versión extendida desde «Confess to Me«. Bueno, no sé si muchos. Pero yo sí que lo he querido siempre. Y digo lo que me apetece porque, como dirían Trixie y Katya, «this is my crítica… and not yours«. [Más información en la web de Jessie Ware // Escucha «What’s Your Pleasure en Apple Music y en Spotify]