Que levante la mano el que recordara someramente la existencia de Jennifer Lopez justo antes de sentir escalofríos y algo parecido a la náusea existencial al escuchar el primer single de «Love?» (Island, 2011): «On The Floor«. Los que tengan el brazo alzado, por favor que abandonen la sala y busquen ayuda psicológica urgente, porque lo cierto es que de J-Lo no se acordaba ni el Tato… ¿Pero esta tipa no se casó? ¿Pero no dejó la música para sacar ropa? ¿O eran perfumes? ¿Pero acaso sus fotos de embarazada no fueron la comidilla de los pagos tomateros que no se cansaron de utilizar la palabra «portaaviones»? ¿Pero esta mujer de Dios no estaba encomendada totalmente a la maternidad? Bucear en la biografía de Jennifer Lopez provoca una pereza máxima, así que me quedaré con esta biografía que me ha venido a la cabeza (sin saber si es cierta o no) porque, la verdad, poco más hace falta para abordar la escucha de «Love?»
La cosa empieza fatal desde el segundo 8 de la primera canción, «On The Floor«, cuando una J-Lo vocoderizada hasta las trancas susurra: «It’s a new generation of party people«. A partir de ahí no hay posibilidad de salvación. Diez segundos después, fuera vocoder y toma frasaca perrancana al canto: «Let me introduce you to my party people in the club«. Wow. WOW. Realmente es difícil abordar semejante declaración de intenciones. Sí, Jenny, hay toda una generación de nueva gente fiestera… Pero escuchando «Love?» no es difícil atestiguar que lo máximo que sabes de ellos es que de vez en cuando salen de fondo en «Callejeros Fiesteros» y te entran unas ganas tremendas de ligarte las trompas. Vamos más allá: ¿»your party people in the club«? ¿Estamos hablando del club de bebé de Carrefour? Si no, no se explica que en pleno año 2011 Jennifer Lopez intente un come-back (aunque su anterior disco tampoco es de hace tanto: «Brave» pasó sin pena ni gloria por 2007) con una versión churrera de la «Lambada» de Kaoma. Puede que con eso de su «party people» se refierea a la colaboración en ese mismo «On The Floor» con Pitbull: lo penoso del caso es que los aciertos de estos cholacos de tomo y lomo (y a mucha honra) se ven totalmente constreñidos por la presencia de una J-Lo empeñada en los la-la-las y en la leche con miel antes de dormir cuando lo que todos queremos aquí es trasnochar a base de lingotazos de Jagermeister.
La que sabe un buen rato de Jagermeister es Britney, sin duda el espejo en el que «Love?» se mira continuamente. A Jennifer Lopez se le ven demasiado a menudo las costuras a la hora de intentar mimetizar las enseñanzas de la antigua Princesa del Pop y actual Reina de su Coño y de lo Que Le Dé La Real Gana. Si hay algo que la Spears ha sabido acometer con acierto es el salto sin red desde el ñoñismo de las divas pop post-adolescentes hacia el perreo-perreo-te-chupo-el-sudor-de-la-espaldaca-de-maromazo-ahhh-ahhh que ha acabado por verse sublimado en el ya referencial «Femme Fatale» (Jive / Sony BMG, 2011)… El problema de que este mismo año nos haya llegado la cúspide de Britney (y eso sin olvidar que esta cima de la Spears no es más que un valle al lado de la crónica garrual absoluta: el «Flesh Tone» -Interscope, 2010- de Kelis) significa que cualquier intento de las chonis absolutas nos va a saber a meado de burra en comparación a los deliciosos néctares lefosos de los dos mencionados precedentes. Tampoco hay necesidad de ser innecesariamente optimistas: incluso si no existieran «Flesh Tone» y «Femme Fatale«, «Love?» seguiría siendo un disco en tierra de nadie: a veces intenta la zapatilla pero se queda en chancla de resort hotelero; en ocasiones se pone latino pero se queda en tonadilla panchita de extrarradio; sus intentos de convertir la balada en algo electrónico (algo que Britney lleva intentando desde hace mucho tiempo con escaso ratio de acierto, todo sea dicho) son algo parecido a quei alguien tire el tostador a la bañera mientras estás dentro llorando tus penas de amor… Que me los quitan de las manos, vamos. Los despropósitos.
Y es que, aunque hubo un momento en el que Lopez partía la pana, ahora es fácil ver que se ha quedado muy atrás en la carrera de divas. Mientras que Britney está en modo perraca chorreante, a Lady Gaga le basta un disco para convertirse en icono poperro absoluto, Beyoncé lleva al paroxismo la sensualidad negroide y Madonna plancha las arrugas en el gimnasio mientras sus productores le cuelan una cantidad considerable de hits en cada disco, a la Jenny se le pasó el arroz. Porque, pese a lo poco acertado de su acercamiento a la Spears, sí que hay dos referentes que le quedan clavaditos en «Love?» Uno es el de Celine Dion, tanto en «Until It Beats No More» como en «One Love«. Y si esto os parece caer bajo, esperad a voler a escuchar temas como «(What Is) Love?» pensando en… ¡Rachel de «Glee«! Qué penica: Jennifer Lopez pasó de bomba latina a ser una tiparraca que intenta imitar a la Queen Fatale pero se queda en émula sosainas de la niñata insoportable del coro más famoso de la tele. De hecho, aquí va una predicción: Rachel tiene más futuro que Jenny.