Esta sesión de Jason Kendig es una excusa para hablar de cómo el colectivo Honey Soundsystem reivindica la relación de la comunidad queer con la electrónica.
Correlación de acontecimientos. Antes de nada, resulta que hace un mes que la revista Crack Magazine, célebre por ser un medio fetén pero sobre todo por su olfato finísimo para las sesiones con djs tremendos, publicaba un mix de hora y media de Jason Kendig. En las semanas que han transcurrido desde su publicación, esta sesión en concreto (que puedes escuchar al final de este artículo) se ha convertido probablemente en mi banda sonora más recurrente para el gimnasio… Y eso solo significa una cosa: que, si me funciona mientras me machaco en el gym, en un club debe ser el killer definitivo.
Eso, lo primero. Lo segundo es que resulta que la fiesta Somoslas de Barcelona anuncia que su próxima edición, que se celebrará el próximo viernes 21 de febrero, no solo contará con The Black Madonna en su Choose Love Tour, sino que también incluirá un dj invitado que… ¿sabes quién es? Pues, obvio, Jason Kendig. Más allá del hecho de encontrarnos ante la oportunidad de comprobar en nuestras propias carnes cómo se las gasta este hombre en las distancias cortas, resulta que el paso de Kendig por Barcelona también sirve (o debería servir) a otro propósito: explicar el papel de Honey Soundsystem en todo este tinglado.
Porque eso es lo tercero, aunque realmente vendría antes incluso que lo primero: Jason Kendig es uno de los cuatro miembros de Honey Soundsystem, el colectivo que completan Jackie House, Josh Cheon y Bézier y que nació en San Francisco en el año 2006. El objetivo inicial estaba claro: los miembros fundadores detectaron que las fiestas gays de la ciudad estaban dirigiéndose hacia paradigmas musicales que, fundamentalmente y dicho a las bravas, eran una verdadera mierda y se alejaban alarmantemente de la imagen del gay entendido de música de baile que tan bien había calado en las décadas anteriores.
Al fin y al cabo, la música disco y su posterior mutación en house no puede entenderse sin la implicación de una comunidad LGBTIQ+ que acogió este sonido en su seno como excusa para el hedonismo (y, en cierta manera, para el escapismo de una situación realmente deplorable en el apogeo del sida). La ruta natural nos ha llevado a musculocas bailando «This is the rhyth of the night» y otros hits del remembering menos exigente. Y, oye, muy bien. Cada uno a lo suyo. Pero hay que agradecer que un colectivo como Honey Soundsystem naciera para recordarnos que las fiestas gays de música electrónica podían seguir siendo igual de esplendorosas que en tiempos pasados.
Sus fiestas eran conocidas porque el colectivo era capaz de transformar por completo el espacio para darle el toque Honey. Y, bueno, claro, también eran conocidas por traer a djs invitados del calibre de Todd Terje, Prosumer, Horse Meat Disco, Discodromo, Maurice Fulton, Daniel Wang, Tim Sweeney, Kim Ann Foxman, Honey Dijon o Mike Servito. ¿Dientes largos? Pues aquí llega lo jodido: Honey Soundsystem dejaron de celebrar su fiesta semanal en el año 2013, pero siguen activos como sello discográfico, como un Soundcloud que echa literalmente humo, como plataforma para dar a conocer nuevos nombres de la escena gay electrónica y, claro, también como cuatro djs que se patean el mundo de arriba abajo expandiendo su visión del hedonismo erótico-festivo.
Así que, una vez explicado todo esto, ¿no tiene todo el sentido del mundo que Jason Kendig forme parte del Choose Love Tour de The Black Madonna? Y, sobre todo, teniendo en cuenta que el 2020 ha empezado fuertecito con epidemias bíblicas y fuegos australianos y huracanes diversos y la ascensión de esa extrema derecha que es puro odio sin discreción… ¿Necesitamos mayor excusa para abrazar su chorreo de house pluscuamperfecto como celebración última del amor puro y duro? [Más información en el Soundcloud de Crack Magazine, en el de Honey Soundsystem y en el evento de Facebook del próximo Somoslas]