James Blake siempre rompe corazones en sus actuaciones festivaleras… En agosto por fin podremos dejar que nos lo rompa en una distancia más corta.
A nadie le cabe duda alguna de que el año 2013 fue el de James Blake… Bueno, dependiendo de a quién preguntes, te dirá que el año de este hombre fue más bien el 2011, que es cuando publicó su tremebundo debut «James Blake» (Universal, 2011) y cuando pasó de cero a cien, de no ser nadie a ser la gran salvación de la música del siglo 21. Sea como sea, nosotros preferimos pensar que el 2013 fue el año de James Blake porque, aunque está claro que su primer disco le puso en boca de todos, el muy gigantesco «Overgrown» (Polydor, 2013) fue realmente el que nos acabó de convencer de que no era flor de un día, de que no nos dejamos llevar por el hype y de que, realmente, este tipo puede llegar a cambiar las cosas desde dentro de la música. ¿Palabras mayores? Os juramos y perjuramos que hemos vuelto a escuchar «Overgrown» y que, tantos meses después de su lanzamiento, nos parece pura canela fina. Y eso es así.
Lo único que echábamos a faltar en el caso de James Blake era, evidentemente, poder catar su propuesta de nuevo en una sala de conciertos, no en un festival. Y es que, por mucho que en sus diferentes visitas a eventos masivos siempre haya conseguido emocionarnos, hay que reconocer que el niño todavía no ha superado el nivel de intensidad alcanzado en su segunda actuación en nuestro país, que fue precisamente en el seno del 11 Aniversario de la Sala Razzmatazz en el año 2011. Si lo impactante de aquella actuación fue por el formato más pequeño o no es algo que podremos comprobar en unos meses, ya que James Blake actuará en la Sala Apolo (Barcelona) el próximo viernes 22 de agosto. Algo nos dice, sin embargo, que estamos en lo cierto: que Blake mejora en las distancias cortas y que va a volver a dejar nuestro corazón echo polvo.