El vampiro que lleva dentro Jack White sabe cómo morder con fuerza a sus víctimas. Con riffs afilados y maestría en la manera de tocar cada guitarra que se cuelga en sus conciertos. Con improvisación y cogiendo totalmente por sorpresa a cada uno de sus fans… Para él no funciona la frase «visto un concierto, vistos todos«, ya que cambia el setlist a su antojo y decide unos minutos antes si tocará con el grupo de chicos, The Buzzards, o con el grupo de las chicas, The Peacocks. Y es precisamente ese factor sorpresa el que hace que cada concierto del señor White se convierta en algo único e irrepetible. El de Detroit conserva esa espontaneidad con la que sería bastante fácil tropezar continuamente para cualquier otro artista, pero que en su caso sólo se redujo a un pequeño parón a la hora de tocar el piano en «I Guess I Should Go To Sleep«, algo que no sabemos si fue intencionado, para provocar a «sus chicas» (sí, eligió a la banda de las chicas, todas muy estupendas por cierto, que tonto no es) ya que se rió… O fue más bien sin querer.
Antes de ponerse «tierno» al piano, Jack también tuvo tiempo de dar guerra al personal con «Catch Hell Blues» del disco «Icky Thump» (Warner, 2007) de The White Stripes, una de las canciones más celebradas por el público. Fue este un concierto que estuvo marcado por la heterogeneidad de estilos y que repasó la trayectoria de White con canciones de proyectos como The Raconteurs, The White Stripes o The Dead Weather, además de recalar inevitablemente en su primera aventura en solitario: el reciente disco «Blunderbuss» (Columbia, 2012). Continuos punteos de guitarra y voces agudas que se relajaban en los temas con aires más blues, en los que la química con las chicas de The Peacocks se hacía más evidente, sobre todo con la percursionista, con la que cantó «Love Interruption«.
Ya en la última parte del concierto, en el momento de encarar los bises, Jack White acabó con «Get Behind Me Satan«; y, como no podría ser de otra manera, con la canción que catapultó a The White Stripes a la fama, «Seven Nation Army«, con la que el público enloqueció y aquello acabó por parecerse a un partido de fútbol, con tanto energúmeno. Es lo que tienen los hits.
[FOTOS: Antonio Caballero]