FLANKO. A un ilustrador hay que pedirle una única cosa: que su estilo sea único, personal, reconocible e intransferible. Que, en cuanto ves una ilustración suya, sepas inmediatamente que sólo ha podido salir de sus lápices. Es jodido, lo sé. Y es especialmente jodido porque, en el mundo de la copia (certificada o no) que nos ha tocado vivir, parece que la base del arte está en la mímesis y no en la originalidad. Para triunfar hay que copiar, podrían pensar los más débiles. Pero, por suerte, todavía existen almas libres que no sólo pretenden expresarse en sus propios términos, bajos su propio estilo, sino que incluso llevan hasta el extremo esta voluntad, hasta que conquistan una parcela artística que es de ellos y sólo de ellos. Es el caso de Flanko, artista de Las Palmas de Gran Canaria que empezó a dedicarse a esto de la ilustración en 2010 de forma totalmente autodidacta y que, poco a poco, ha ido definiendo un estilo personalísimo donde el deseo masculino se expresa de forma abrupta y poderosa, con retratos de hombres vulnerados por figuras geométricas y líneas poderosamente expresivas. Es el de Flanko un mundo de colores ocres donde flotan cuerpos y retratos de una sensibilidad con aristas de las que cortan y sanan a la vez. Además de abrirnos la puerta hacia su mundo interior, hacia su imaginario más íntimo, en el Instagram de Flanko también accedemos al hombre más allá de la obra. Y es que, cuando te topas con un estilo tan único, inevitablemente quieres saber quién está detrás.