JESÚS M WAR. Tengo una teoría en la vida. Y, como todas las teorías personales, a mi parece estupenda pero puede que a los demás os resulte una soplapollez. Mi teoría es que, a lo largo de tu camino existencial, tienes que conocer como mínimo a un abogado, un dentista, un gestor y un arquitecto. No porque les vaya a sacar ningún provecho (que también), sino porque son gente que te puede aportar una cantidad de información práctica e interesante de valor incalculable (lo que dice bastante poco de la información que manejo yo). Nunca he conocido a muchos arquitectos, de momento sólo a dos. Y a uno de ellos lo conozco poco en persona pero lo sigo bastante en Instagram. Se llama Jesús Martí Guerra y se esconde en esta red social tras el críptico nick «j08433″. Jesús es arquitecto (esto ya lo he dicho, ¿no?) y tiene un ojo increíble para el encuadre y para encontrar la simetría se esconda donde se esconda. Sus fotografías están empañadas por filtros apagados que estimulan sin sobrecargar su cuadro de visión anguloso, contrapicado, emocional e ingrávido. Perderse en su timeline es como entrar en un estimulante juego para adivinar qué esquinas o rincones de Barcelona o los sitios que visita ha optado por inmortalizar con su objetivo (a veces el de su propio smartphone, a veces el de sus cámaras fotográficas, ya que no solo es Instagramer sino un aficionado auténtico a la fotografía). Todas sus instantáneas tienen un halo de coolness difícil de imitar, y me juego el flequillo a que es totalmente involuntario. Pero ya se sabe, las cosas más guays siempre son las que no son forzadas. La genialidad de este anónimo arquitecto es así: tan impactante como espontánea. ¿A que ahora queréis conocerlo más?