Hace un par de años se pusieron de moda las pin-ups, los tatuajes, el rollo años 50 y los garrulos de extrarradio reconvertidos en rednecks rockanroleros (que escuchaban chunda chunda en el Lokotron a las tantas de un domingo) y el concepto rockabilly se devaluó más que los sestercios después del estreno de «Hispania«. Desgraciadamente, las hojas no dejaban ver el bosque, y un way of life curioso, insondable, con una música siempre actual y reivindicable quedó relegado a una moda pasajera, absurda y que a día de hoy peca a ratos de anacrónica y demasiado vista. Por suerte, quedan aquellos que entienden el rockabilly más allá de una tendencia imperante en el Flaix TV o como la última obsesión de Jordi González; y la estupidez supina de una generación entera no puede borrar el trabajo de años de logros estéticos pero, sobre todo, musicales. Toda esta disertación viene para deciros que, en los próximos días, tendremos en nuestro país a Imelda May, una señorita que está en las antípodas de toda esa hueste de modernas que se tatuaban cerezas en la nalga derecha del culo y con las que lo único que tiene en común es el gusto por el print leopardo, el eyeliner y la laca. May ya ha publicado su segundo disco, «Mayhem«, y presentará sus nuevas canciones en directo además de repasar las de «Love Tattoo«: su particular homenaje a la música rock de los últimos cincuenta años.
Esta dublinesa de porte espectacular riega sus actuaciones con jazz, soul y blues y las anima dotándolas de un toque burlesque (sí, otro término bastante denostado últimamente por culpa de algunos), lo que la convierte sus shows en un espectáculo que va más allá de los límites del “concierto de toda la vida”. Es fácil emparentarla con Wanda Jackson o con Billy Holliday (salvando las distancias, claro), aunque ha sabido forjar un sonido propio y sí, una leyenda personal. Así que, en los próximos días, os aconsejamos que os acerquéis a verla, porque os aseguramos que no decepciona… Imelda estará el día 11 en Barcelona (Bikini), el 12 en Valencia (Mirror) y el 13 en Madrid (Joy Eslava), con las entradas a 20 euros en venta anticipada y 24 en taquilla.