Ya sabéis que en esta Santa Casa somos muy fans de los flequillos y de las barbas. De lo que se deduce que cualquier exceso de pelo facial (por arriba o por abajo) nos parece de bien a muy bien. Es raro entonces que, hasta ahora, no hayamos dicho ni pío de uno de los movimientos capilares más importantes de lo que llevamos de año, sino el que más: Michelle Obama se ha cortado el flequillo. Por aquí la cosa llega como los tsunamis: viéndolo venir y con unas semanas de retraso, pero nunca es tarde si el flequillo es bueno.
Michelle presentó su flamante mata de pelo frontal al mismo tiempo que cumplía 49 años y estrenaba cuenta de Twitter. Y, claro, que la Primera Dama se haga un look que bien podría llevar alguna de sus hijas fue noticia y revuelo en los Estates, provocando un debate a favor o en contra que ni la aprobación de la deuda nacional. Y mientras el estado se dividía entre aquellos que pensaban que muy bien Michelle, porque tu lo vales, otros arrugaban la nariz y sospechaban lo que la interfecta confirmó en una entrevista: que el nuevo look era fruto de una crisis de mediana edad. Y luego dijo que bromeaba. Si, sí, Michelle… Lo que tu digas.
Anyway, Barack dice que el flequillo de su mujer es bien, que su mujer siempre es bien (por favor, que escriba un libro de cómo tratar a la parienta y que aprendan muchos).Y por aquí nos parece que ni tan mal, que como a Barack, a nosotros Michelle siempre nos parece que va estupenda y si es con flequillo, mejor que mejor. Aunque echaremos un poco de menos su look de ama de casa BASP y encantada de conocerse.