Debo admitir que desde hace aproximadamente un mes ando prendadito de Tamaryn. Así que lo mejor es advertirles: no pretendan un dechado de objetividad en esta crítica. Oigan, se hará lo que se pueda, pero ya les comento que cuando se desatan los eventos de la neuroquímica del amor, uno no atiende a la frialdad que debiera requerir el asunto y puede caer en ese vergonzoso estado que podríamos llamar perder los papeles. Vamos, que yo no he venido a hablarles de mi libro; pero, para el caso, pues casi casi.
Y ustedes se preguntarán qué rayos pasó hace un mes. Apreciados lectores, el 18 de septiembre se presentaba en nuestras webs amigas el vídeo de “Heavenly Bodies”. Es verdad que el tema que inicialmente se había filtrado del segundo disco de Tamaryn, este “Tender New Signs” (Mexican Summer, 2012) que ahora nos ocupa, fue “I’m Gone”. Pero el primer impacto al contemplar y escuchar “Heavenly Bodies”, esa especie de híbrido entre My Bloody Valentine y Pipilotti Rist, fue de los que marcan de verdad. El vídeo, por cierto, está dirigido por Grant Singer, que ya había trabajado con DIIV y que ahora acaba de estrenar esa maravilla –disculpen el off-topicazo- de “Everything is Embarrasing” de la estupenda (en todas sus acepciones) Sky-no-se-puede-aguantar-tanto-hype-Ferreira. O sea, que se ve que hay calidad.
Si ustedes han escuchado antes a Tamaryn, saben que de lo que estamos hablando aquí: shoegaze (o skygaze, que dicen también, para diferenciarse de aquellos jovenzuelos finiseculares que metían un ruido precioso sin apartar la vista de sus zapatos; los chicos de ahora, sin embargo, miran al cielo mientras rasgan sus guitarras… Ya ven cómo es la cosa). En “Tender New Signs” vuelven a aparecer los mismos elementos que vertebraban su debut, aquel “The Waves” (Mexican Summer, 2010) editado hace dos años con ese sello de absoluta garantía que es Mexican Summer. En este nuevo álbum, van a seguir encontrando melodías desconsoladamente bellas, guitarras distorsionadas puntualmente hasta la extenuación, bases rítmicas monolíticas y una voz que planea por las canciones como un somniloquio, como una concatenación de sutras oscuros y húmedos. Y, aun así, todo aquí suena más pulido, más depurado. Mejor.
El álbum se abre enmarañado, con “I’m Gone” y la sofocante y atmosférica “While You’re Sleeping, I’m Dreaming”. La mencionada “Heavenly Bodies”, donde el dúo alcanza su cima evocadora, nos acerca a la propia Tamaryn transmutando en una Victoria Legrand en duermevela que recita una nana envenenada (“Deep inside a fever sleep, the dead air curls and begs to be breathed…”). En “Prizma”, uno de los momentos más pop del disco, guitarra y bajo debaten acaloradamente por debajo del cristalino fraseo de Tamaryn, y nosotros no cabemos de contentos.
La cara B (pequeño inciso: existe una edición limitada de un precioso vinilo azul translúcido que tuve la suerte de conseguir en su día; desconozco si aún hay forma de hacerse con él, pero en caso afirmativo, no lo duden) cambia su paleta cromática. Tamaryn se arrancan las sábanas y suben las persianas. El caminar más bien arrastrado de los primeros temas aquí cobra algo más de brío, y se abre algún claro entre la bruma. “The Garden” y especialmente la maravillosa “Transcendent Blue” son buena muestra de ello. “Afterlight”, majestuosa, es un tren de baja velocidad transoceánico que une el suroeste de Virginia (Wild Nothing) con el Londres de, mismamente, Echo Lake. Y, finalmente, “Violet’s in a Pool” echa el telón, una composición aristada y cálida a la vez: inmejorable bendito broche.
Una escucha rápida, una lectura en diagonal, nos viene a decir: OK, My Bloody Valentine y Slowdive; un poco de Lush y un mucho de Cocteau Twins. Bien, es así; no creo que Tamaryn busquen esconder sus influencias, más bien al contrario. Pero la obra que entregan es más que una simple ecuación de dos incógnitas que pueda resolverse a partir de enumerar a los popes de la escena. “Tender New Signs” es un refugio en el que vale la pena pasar encerrado unos cuantos meses, enamorándose de estas nueve canciones. Y es que Tamaryn es canelita, nanos.