Miren, qué quieren que les diga. A mi me da mucha pena que, al parecer, Devonté Hynes ya no sea amiguito de Solange Knowles y de Sky Ferreira. Con las alegrías nos dieron esas dos muchachas el año pasado uniendo sus talentos al de Hynes, auténtico man of the year entonces en cuanto a producción se refiere. Si es que el 2.0, las RRSS, es lo que tienen, ¡y seguramente ustedes lo saben mejor que nadie! Le temps detruit tout, sentenciaba Gaspar Noé al final (o al principio) de “Irreversible”; le twitter detruit tout, replico yo y me quedo más ancho que pancho. Pero, ¿saben qué? Que ellas se lo pierden. Y ahí están la mamarrachada de “Night Time, My Time” (Capitol, 2013) de Sky y la -lo digo ya- maravilla de “Cupid Deluxe” (Domino, 2013) de Blood Orange para dejar a cada uno en su sitio.
El artista británico (sí, a pesar de ese look tan Bedford Avenue, Dev Hynes es originario de Londres) ya se ha ocupado y preocupado de hacerse acompañar de figuras más que notables para enlazar el contrapunto vocal en algunos de sus temas. Destaca por encima de todos ellos, acaso por devoción personal, qué le voy a hacer, Caroline bendita-tú-eres-entre-todas-las-mujeres Polacheck, de los inigualables Chairlift, haciendo casi suya la radicular “Chamakay”, una balada emponzoñada en tropicalismo, con unos vientos francamente bonitos que sirven como coda y que la entroncan con la melancólica “Chosen”, un free-jazz urbano casi navideño, pieza central y también clave en este segundo LP de Blood Orange.
Quizás pensemos, resabiados como somos y aburridos como estamos, que a estas alturas ya le conocemos todos los trucos a Hynes: las respuestas melódicas en las líneas de bajo hipertróficas; el beat poderoso contrapuesto a la atmósfera sedosa de sus temas… Sí, ese sonido quintaesencial sigue presente en “Cupid Deluxe”, pero la suma de matices añadidos lo dejan en un cierto segundo plano. Para que me entiendan, aquí no encontramos un “Dinner” tras otro, por ejemplo. Óigase “No Right Thing”, donde Dave Longstreth toma las riendas vocales del tema y marca la impronta de los Dirty Projectors más sosegados en su resultado final. Pero ahí están también el dance-funk revivalista de “Uncle Ace” con su beat gozón o el hip hop suave de vieja escuela de “Clipped On”, a la estela de unos P.M. Dawn cualesquiera, algo que también está presente en esa revisión del “I Can Only Disappoint U” de Mansun (!) que es “Always Let U Down”, una curiosidad que seguramente podríamos considerar la única fracción desechable en el álbum.
No obstante, si hay una influencia que ilumina de forma notoria y prácticamente de principio a fin “Cupid Deluxe” es la del señor Prince Rogers Nelson. Mismamente, “You’re Not Good Enough”, segundo single del álbum, es en esencia un gran homenaje a la época de The Revolution, con Samantha Urbani, pareja sentimental de Hynes, transmutando casi en Lisa Coleman. No está de más reconocer el aporte vocal de Urbani como un acierto inequívoco en el temario de Blood Orange. ¡Qué acto de belleza, por ejemplo, es el diálogo entre la pareja en el matador estribillo de “It Is What It Is”! ¡Qué puntito tiene la noche cuando ambos se enredan en “On The Line”! Casi todo el tracklist en el álbum es en realidad poderosa y portentosamente adictivo, casi demasiado MOLÓN como para ser cierto. Y es que quizás ningún disco de esta temporada representa de forma tan acusada y tan llena de talento el momento actual en la fértil escena que hibrida pop y R&B.
Argumentos me sobran, palabras me faltan; pero en pos de la honestidad debo expresarme en estos términos. Denme (dense) el gusto de profundizar en la vigorosa obra de Blood Orange. Iridiscente, diabólicamente inteligente, descarnadamente classy. Otro disco del año, claro que sí, viva la fugacidad, abajo la frugalidad. Sic transit, vale, pero por favor no dejen de complacerse con la efervescencia del momento, del aquí y ahora, que tan arrebatadoramente ha retratado Devonté Hynes en su “Cupid Deluxe”.