Os voy a decir un secreto: parte de esta redacción está secretamente convencida de que los gallegos traman algo. No sabemos si algo bueno o malo, pero algo seguro. Y también creemos que tendrá su propia banda sonora. Dudamos de si «eso» será la reconquista gallega de nuestro país (y los exiliados de la diáspora se están encargado de poner sus piezas fuera de las fronteras de la comunidad), si están implantando bases extraterrestres secretas en las pedanías de Vigo o si han descubierto que, como pasaba en Sunnydale, Redondela es una puerta al más allá. La cuestión es que en Galicia pasa algo. De momento es algo de lo que nos podemos aprovechar en el mejor sentido posible y, si esa reconquista de la que hablaba más arriba fuera puramente musical, ya me iría bien. Porque desde hace un tiempo desde Finisterre se están encargando de que orientemos nuestro periscopio un poco menos hacia tierras de sobras conocidas (musicalmente) como Barcelona y Madrid e investiguemos con curiosidad lo que se mueve por allí arriba.
Una de las mejores exportaciones gallegas de los últimos tiempo ha sido Arkestra Records, el colectivo que desde el Norte está sacando al mercado auténticas joyas de delicatessen musical entre las que brilla con luz propia BFlecha, el proyecto de Belén Vidal que, después de gatear con dos ediciones como «Ceja de Carnival» y «Qvasi Naves» (donde exploraba discretamente la esencia del house y la electrónica noventas), ahora ha echado a andar con firmeza fuera de nuestras fronteras con «ßeta» (Arkestra, 2013), su primer largo y el que muchos dicen que es (¡oh!) el mejor disco electrónico nacional de este año (con permiso del «Thence» -spa.RK, 2013- de Bruna, claro).
¿Certeza o hype? Ya sabemos que por aquí somos bastante dados a la hipérbole cuando se trata de ensalzar nuevas joyas patrias que se salen de los parámetros que dictamina «La Voz«. Y, qué coño, si los ingleses llevan milenios haciéndolo con lo suyo, ¿por qué no nosotros? ¿Dónde está el problema en recibir una maravilla como «ßeta» -ya os avanzo que esta crónica irá dirigida solo a decir cuán estupendo es este disco- con los brazos abiertos y las bragas mojadas? En ninguna parte. En las doce canciones que me ocupan no hay lugar para la ironía ni para el recelo, porque «ßeta» es de esos discos que consiguen poner de acuerdo a todo el mundo simplemente por la humildad que emana y la efectividad casi rallana a la perfección con la que está hecho. En su personal zambullida revisionaria, Belén ha conseguido construir un discurso musical que oscila entre lo extraterrestre y lo onírico, que enlaza imágenes de archivo del «Planeta Imaginario» con la dulzura pop de trazo simple de otra nostálgica de nuestros días y nuestras tierras, Linda Mirada.
Y es que la comparaciones son inevitables: Ana Naranjo y Belén Vidal miran al pasado con nostalgia inocente, pero donde una exploraba los sonidos que se bailaban en los 80 bajo bolas de espejo, la otra investiga en una sonoridad más espacial, conceptual y underground, y lo hace sacando partido de una cultura musical arrolladora y de una agenda de lo más completita que la enlaza con lo más granado del hip hop español y de la música de baile, ayudándose, cómo no, de todo lo que nombres como tIMOTI, Arufe y Hosoi de Delorean le puedan aportar al conjunto. Aún así, el «ßeta» de BFlecha merece que se lo juzgue como un artefacto único, un grano de arena o un copo de nieve con su propia estructura molecular que, rompiendo con la norma, sí es diferente del resto. Y esta estructura estaría formada por partículas de hip hop actual, de funky y jazz espacial, de pop digerible y sonidos extraídos de alguna biblioteca multimedia pasada de moda. Las canciones de «ßeta» son pequeñas historias de amor espacial, de viajes intergalácticos y de conexiones interdimensionales que utilizan la temática galáctica para ensamblar bases, loops y soniditos de electrónica de alcoba rescatados del fondo de la papelera de reciclaje de algún Amiga o un Pentium 4. Y todo ello se ensambla en un tracklist que funciona como un viaje que funciona de principio a fin, con su calentamiento de motores («Descenso«), un cuerpo central con sus subidas(con hitazos de la talla de «A Marte«, «B33» y «Mundo Bizarro«), su estado de reposo («Materia Exótica«, «Xenon«), su bajada progresiva (con el tremendo sampleo de «M∂i«) y su alunizaje sin incidencias (con el brillante cierre de «Jápeto«).
Dice Belén que su primer disco se llama «ßeta» porque su sonido aún se encuentra en fase de pruebas (aunque la meticulosidad de la producción indica lo totalmente contrario), imagino que lo que quiere decir con ello es que su búsqueda no se detiene aquí, sino que continuará de forma constante explorando, buceando y reciclando todas aquellas sonoridades que tenga a bien rescatar y que pueda ir ensamblando de la misma forma que se montan las piezas de un autómata de metal cuando se ha perdido el manual de instrucciones: con las mismas dosis de conocimiento previo, intuición y suerte. No sabemos si la revolución gallega está al caer, pero vive Dior que, si la encabeza BFlecha, ya pueden contar conmigo.