“Anxiety” (Software, 2013) es el mejor disco del año. Si necesitan o les apetece saber algo más, sigan leyendo. Pero vamos, que lo esencial ya se lo he contado.
Detrás de Autre Ne Veut se esconde Arthur Ashin, un músico con una corta trayectoria de momento pero, si nos atenemos a “Anxiety”, de calado largo, kilométrico, majestuoso. Hasta ahora, Ashin se había mantenido en un cierto anonimato, aparentemente incluso buscado, ya que tanto su nombre artístico como el artwork de su obra arrojan un discreto halo de misterio sobre él. Su debut homónimo, “Autre Ne Veut” (Olde English Spelling Bee, 2010), era un pequeño tratado de avant-R&B, música de club para la alcoba desde la alcoba, que pasó relativamente desapercibido. Un pequeño diamante seminal a recuperar ahora que, algo más de dos años después, el bueno de Arthur recoge la cosecha extraordinaria de lo plantado entonces. Es este “Anxiety” un disco que, efectivamente, te aprisiona a partir del momento en que empieza a sonar. Todo en él es exquisito y seductor: desde la superficie (la portada del LP, con dos hombres fuera de campo sosteniendo el marco de un cuadro vacío -inspirada en la fotografía de unos empleados de la casa de subastas Sotheby’s con “El Grito” de Edvard Munch-, o el extraño y magnético vídeo de “Counting”, con la aparición de Mykki Blanco) hasta lo más íntimo y profundo, como sería la voz de Ashin, constantemente jugando con falsetes (“A Lie”, “Don’t Ever Look Back”) y distorsiones vocales (“Promises”).
“Play By Play” es posiblemente, junto con la tremenda “Counting”, la pieza principal del álbum. Barroca y espeluznante, se trata de una construcción pop frenética, en forma de múltiples capas y transiciones, sustentada en un derroche de sintetizadores de inspiración ochentera en la que Ashin vampiriza casi literalmente al oyente con su plegaria desaforada (“…don’t ever leave me alone…”). Una maravilla que se funde a negrísimo con esos coros de R&B nineties ante la que solo cabe llorar de la emoción. En “Ego Free Sex Free”, otro de los temas claves del álbum, Autre Ne Veut le echa un pulso a The Weeknd y le gana. No obstante, si bien es cierto que también en Tesfaye podemos notar un tono de tristeza contextual en sus declaraciones eróticas, aquí hay poca seda y mucho fórceps; no puede interpretarse de otra forma la manera de cantar desgarrada de Ashin, en perpetuo contraste con el coro angelical que acompaña las estrofas de este temón. Y aun así, en “Anxiety” la cosa no va de sexo. Al menos no abiertamente, por mucho que la tesitura vocal de Ashin muchas veces pueda hacer pensar lo contrario. Si prestamos atención, comprobamos que el apartado lírico en este segundo disco de Autre Ne Veut parece más bien el diario confesional (apócrifo o no) de una persona que forcejea incesantemente con sus emociones y frustraciones: abandono, miedo y decepción.
Una última reflexión me obliga a advertirles de lo siguiente. Es cierto que la abundancia de música que tenemos a nuestro alcance hoy en día impide muchas veces degustar de la forma merecida y necesaria algunos discos. Pero, sin duda, este es uno de los álbumes ante los que uno tiene que detenerse. Ya su primera escucha es un drop escrotal clarísimo… Vamos, que se te caen los cojones al suelo ante la riqueza musical desbordante de “Anxiety”: nocturno, musculoso, arrebatado y brillante. Las mencionadas “Counting” y “Play By Play” o “I Wanna Dance With Somebody”, refocilándose en patrones de urban R&B, son buen ejemplo de ello. Y pese a todo, sucesivas escuchas solo mejoran la impresión inicial, permitiendo admirar joyas menos inmediatas como “A Lie”, “Gonna Die” o “World War”, que cierra el disco entre lágrimas y congojo. Autre Ne Veut reinventan el nuevo R&B retorciéndolo casi hasta la agonía, en una de las propuestas musicales más apasionantes que un servidor ha encontrado en el último lustro. Habrá gente que no acabe de conectar con la propuesta de este muchacho de mirada torva pero, si entras en su juego, la atracción es infinita. Miren, si Prince hubiera firmado esto ahora, la reverencia sería unánime y alguien tendría que volver a esculpir un enorme rótulo con la palabra “genio” en púrpura y oro en Paisley Park.
No es Prince, es Autre Ne Veut, pero aceptamos lo de genio. “Anxiety” es el mejor disco del año.