Os lo advertimos: parte de esta redacción está recién aterrizada de unas vacaciones en Amsterdam (en breve, algunos tips de lo mejor de la ciudad), y hemos vuelto totally in love con el nordic way of life. ¿Cómo no caer rendido ante los encantos de nuestros vecinos del quinto? Son altos, rubios, amables, tienen ciudades preciosas, democracias avanzadas… (vale, vale, ya corto la perorata apologética) pero, sobre todo, tienen un envidiable sentido del diseño. Tanto en decoración como en moda. Como volvemos de Amsterdam, como decíamos, se nos (se me) han antojado unos zuecos. Pero no unos zuecos cualquiera, de esos de tienda de souvenir chunga, sino algo original, diferente y que tenga el charme de lo hecho con manos vikingas. Me quedo, sin duda, con los zuecos Maguba, que no son holandeses, pero son suecos (zuecos suecos, tiene su coña). Aunque para ser exactos, habría que decir que tienen ADN sueco, italiano y mejicano, pues sus tres creadores son de estos tres países.
Minimalismo y comodidad, estilo y frescura. Más allá de las sandalias, los flip flops o las alpargatas (estas para las vacaciones en Formentera, no para el asfalto urbano, porfavor), encontramos esta marca de calzado que sí, está centrada en los zuecos de diseño, en reinventar el concepto carca de «clog» y adaptarlo a nuestros días, pero también tiene interesantes highlights en otro tipo de calzado (siempre femenino y muy veraniego). La calidad salta a la vista, la comodidad se da por supuesta y el estilo, en fin, solo hace falta verlos. Deliciosamente kitsch, discretamente femenino y totalmente nórdicos.
Si te ha picado el gusanillo, puedes hacerte con sus colecciones en gük, el espacio multidicisplinar del que ya os hablamos aquí situado en la calle Loreto y Chicote.