Si le preguntáramos a Gori de Palma qué look debería tener el movimiento 15-M, me juego mi capa de Sandro a que nos diría que negro con tachuelas. Y que ningún purista demagogo se me eche las manos a la cabeza ni me enarque cejas, porque el diseñador mallorquín sabe mejor que nadie que, detrás de todo movimiento social o político, siempre hay una base estética que lo secunda o prosigue. Y es que puede parecer casualidad forzada que, en pleno apogeo de las acampadas y las caceroladas en las plazas más representativas del país, el creador más oscuro y de espíritu glam-rock de nuestra moda se centre en nada menos que en un movimiento centrado en disidentes y un colectivo que se negaba a adherirse a una realidad forzada. Mientras algunos manifiestan su desacuerdo de forma ruidosa y desordenada, otros, como Gori, lo hacen con una voz callada pero consistente, mediante sus creaciones y queriendo dar qué pensar sobre muchas cosas.
En 1%, la colección de Gori de Palma para la próxima temporada otoño / invierno 2011-12, el diseñador sigue explotando hasta el infinito sus vicios y obsesiones: el negro, los materiales textiles más nobles (el cuero y el algodón) y las aplicaciones más duras (tachuelas, básicamente). El diseñador construye todo un discurso en su ropa inspirado en el movimiento Rider de los primeros años 50. Un colectivo castigado por los prejuicios cuya única voluntad era la búsqueda constante de su libertad y una independencia soñada de espíritu ingenuo pero inapelable. El 1% del nombre representa la etiqueta que se les dió a unos alborotadores moteros en una concentración de 1947, después de una concentración en la que se produjeron altercados que sirvieron para señalar negativamente a los motoristas. La AMA (American Motocrycle Association) tuvo que salir al paso para defender a sus componentes y asegurar que sólo un uno por ciento de ellos habían provocado los altercados.
Gori se inspira para esta colección en este hecho, en la filosofía black rider y en las motos y las bicicletas, su otra gran pasión que le viene directamente de su padre, con el que desde bien pequeño reciclaba bicis tiradas en la basura. En su temprana juventud también trabajó restaurando coches y motos viejas, de lo que extrajo las bases de sus creaciones: deconstruir, recrear y desmontar para crear algo totalmente nuevo. Como siempre, para Gori no es sólo importante el mensaje, sino las formas. Su obsesión por la belleza (siempre bajo su prisma new wave y oscuro) se traslada en sus diseños dando lugar a piezas muy sugerentes, ajustadas, para cuerpos que no temen ser mostrados y disfrutados. En este caso, las prendas tienen una marcada inspiración 50s y muestra una vuela de tuerca más elegante y contenida que en colecciones anteriores: pitillos tobilleros de piel, chupas biker muy extremadas, transparencias y una actitud que recupera el espíritu punk de sus anteriores colecciones. Una amalgama de inspiraciones que como siempre quedan únicas en un lookbook que respira autenticidad, que rezuma originalidad y que, sin embargo, se sabe a la primera a quién pertenece. Porque Gori de Palma es de esos pocos creadores que se puede permitir el lujo de ir en paralelo a tendencias y modas. Lo suyo es otra cosa. Lo suyo es ir por libre.