O Disaya a secas; porque, obviamente, ese apellido salió del infierno. O más concretamente, de Tailandia. Graduada en Saint Martins e interna de Galliano, empezó su periplo con Boudoir by Disaya el año 2005, una marca dedicada exclusivamente a la lencería. Pero no contenta a pesar del éxito que logró alcanzar, decidió lanzarse al ready to wear. Presentó su primera colección en 2007 y ya entonces le salieron más de 70 stockistas (aumentando en un 50% en los dos últimos años) porque, me atrevería a decir, Inglaterra necesitaba resarcirse del LuellaGate. Actualmente, se pueden encontrar sus piezas en más de 20 ciudades y tiendas online. El taller lo tiene en Tailandia, donde todo se confecciona con materiales traídos de Francia, Italia y España (!).
Visto en Agyness Deyn, Taylor Swift, Kelly Osbourne, Katy Perry o Amy Whinehouse (en la portada de «Back to Black«, precisamente), la propuesta de Disaya desarma el concepto de la moda a precio de oro. Porque, además de no poder encasillarse en ninguna tendencia, su trabajo es magnífico en los campos en los que trabaja: la ropa y las joyas. Sus joyas son de aire retro punk, pero no de ese aire del palo safety pin por 1000$ que se pueda poner Paris Hilton para ir de chunga, sino con un aire que no te hace sentir demasiado fuera de lugar. Y en su ropa puedes encontrar temáticas extraídas de estilos variopintos: desde el Baby Doll o el punk más divertido hasta el classy moderno. Como detalle, decir que la vuelta de los Smiley hace cosa de un año fueron obra suya. Y todo realizado con un gusto y una delicadez excelsa, propios de tradiciones más orientales que occidentales. Ideal para los novios que van a ser comparados con Casillas durante el próximo milenio. O Ideal, a secas… y porque lo valemos.
[Aitana V.]