El nuevo reto del milenio es obvio. Reciclar. Reusar. Todo lo que empiece con un ‘re’ y que implique que no hace falta (o casi) usar materiales nuevos y afectar de este modo a un ecosistema débil y maltratado. Hay varios nombres que destacan en este aspecto y que en otro momento tendrán su espacio. Pero hoy empezamos con Carmina Campus, de la diseñadora Ilaria Venturini Fendi, sí, de los Fendi. Ilaria trabajó durante años para la casa Fendi como bien requerían sus genes pero, en un ataque de neohippismo, lo dejó para montar una granja en una localidad cercana a Roma. Su trabajo consistió en convertirla en una granja de productos orgánicos, donde los animales se alimentan de piensos naturales, todo lo que se cultiva es orgánico y las construcciones aledañas, así como los almacenes, responden a un diseño bio-arquitectónico. Y entonces los genes saltaron y empezó a trabajar en la creación de productos de moda con elementos desechados. La primera campaña fue una tirada de bolsos para una campaña social a favor de las mujeres del Tercer Mundo y fue un exitazo.
Así, en menos de dos años, Carmina Campus se ha convertido en un workshop donde se producen bolsos, accesorios, muebles y piezas varias de decoración, usando materiales reciclados, y con una característica común, que es la de pieza única, irrepetible y de gran diseño: cada creación lleva un número y foto para los archivos de la compañía, y su diseño no atiende a temporadas. Además, ¡siempre puedes decir que tienes o llevas un “Fendi”!
[Aitana V.]