Los hermanos Marx, Greta Garbo, Charles Chaplin, Marlene Dietrich… La época dorada del cine queda retratada en el «Hollywood» editado por Taschen.
Puede que lo del «cualquier tiempo pasado fue mejor» suene a cliché viejuno, a excusa de adulto anquilosado que se niega a moverse hacia adelante… Pero, joder, es que a veces no hay más. A veces es así. Y si incluso las nuevas generaciones se tienen que rendir a la evidencia que una «época dorada» fue una «época dorada», por algo será. Así las cosas, ha de entenderse que un libro como «Hollywood» (editado ahora por Taschen) vaya a ser abrazado como si no hubiera un mañana: porque la «era dorada» del cine americano seguirá brillando como el oro más reluciente ahora y de aquí a mil años.
Pero, ojo, porque este no es un movimiento sacacuartos de una editorial desalmada de esas que se dedican a crear libros pensados para lucir en tiendas de regalos: este es un libro que no se queda en la excusa estética, sino que profundiza en ella. No en vano se ha llevado el premio de diseño Red Dot y el galardón máximo del Deutscher Designer Club, habiendo sido elegido como mejor libro de cine del año por la Filmoteca de Alemania. No podía esperarse menos de un tomo que viene con diseño e ilustraciones del galardonado Robert Nippoldt y textos del crítico de cine y pianista de cine mudo Daniel Kothenschulte.
Los hermanos Marx, Greta Garbo, Charles Chaplin, Marlene Dietrich, Jean Harlow… «Hollywood» no se deja en el tintero ninguno de los grandes nombres de una época, los años 30, que sentó las bases de lo que a día de hoy conocemos como «star system» (bueno, sentó las bases y puso el listón tan alto que todavía no ha sido superado). Además de las estilizadísimas e impagables ilustraciones, «Hollywood» incluye los detalles más deslumbrantes de las vidas de todo un grupo de estrellas a los que les sobraba polvo de estrellas, además de todos esos revolucionarios avances en dirección artística, música, vestuario y escenografía que hicieron posible que la «época dorada» de Hollywood fuera más dorada todavía. Tan dorada que su brillo no se apagará nunca pasen los años que pasen.