Oh my God! Oh my God! Oooh my God!! Es lo que yo no puedo parar de repetir después de haber visto la presentación de la esperadísima colección de Lanvin for H&M. El vídeo (que podéis ver al final de este post) me parece sublime: me encantan el ambiente, la banda sonora, las historias que ocurren dentro de cada habitación. Pero, sobre todo, lo que más me ha gustado es la alta dosis de ironía que aparece en él, la manera en la que, en tan solo 4:25 minutos, se producen cuatro encontronazos de mujeres llevando los mismos vestidos. Increíble. Yo no sé si lo habrán hecho a propósito o no, pero todos sabemos que esto va a pasar en la realidad.
Y es que este es el año Lanvin para la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) y demás eventos donde se requiera vestir de etiqueta. Pero si ya era fácil asistir a cualquier presentación, fiesta o celebración y encontrarte a alguien vestido igual que tú, esta temporada (que puede que se convierta en dos o más) lo más probable es que, si has elegido un vestido de esta colección, te encuentres por lo menos a cinco personas con tus mismos trapos… Y no creo que te lo tomes tan bien como las protagonistas del video. Oh my God! Oh my God! Pero cuidado, eso no significa que no exista una ocasión especial en la que puedas lucir tu maravilloso Lanvin. Simplemente, tendrás que ser un poco más precavida a la hora de elegir el momento idóneo.
La colección, que en un primer momento parecía que podría ser un tanto sobria (la primera imagen que se presentó tan solo presentaba un color: el negro), ha resultado ser de lo más colorista y alegre. Tal y como predecimos en su día, no han faltado los volantes, los tules, las faldas de grandes vuelos, las simetrías, los volúmenes imposibles y los famosos estampados de la marca. Unas prendas que, a mi parecer, son un tanto difíciles de llevar, porque en el lookbook todo parece ideal, pero otra cosa será verlas en los cuerpos de cada una… Y es que lucir con dignidad todos esos volantes y volúmenes no es tan fácil como parece.
En mi caso, los complementos, en especial, no me gustan demasiado; pero admito que soy muy especial para estas cosas y no se trata de mi estilo, a excepción de los guantes de piel con ese estupendísimo lazo, que ya forman parte de mi wishlist personal y, si hace falta, voy a sacar mis garras lobeznicas por ellos.
La colección de hombre es otra historia completamente diferente. Es fantástica. No hay nada que no me guste: sus camisas, sus trajes, sus zapatos o sus pajaritas. Una colección súper elegante y actual. De hecho, animo a todos los hombres del planeta a que se compren uno, dos o incluso tres conjuntos para ocasiones especiales y no tan especiales. No me importaría para nada acudir a cualquier evento y que todos ellos estuvieran vestidos de Lanvin for H&M. Creo que, de hecho, me tendrían que ingresar por deshidratación después de haber babeado tanto.
Ahora sólo queda esperar hasta el 23 de noviembre y rezar para que la colección no se esfume en tan solo unas pocas horas (como ya ha pasado con varias de las anteriores colaboraciones de la marca con grandes diseñadores). Los precios no son para nada escandalosos (camisetas desde 29,95 a 39,95 euros, vestidos desde 99 a 199 euros o abrigos por 299 euros como máximo), y nos permiten decidir si vale la pena tener un Lanvin baratuno de la peor calidad y al alcance de la mayoría de bolsillos o bien, por el mismo precio, optar por alguna otra prenda, o varias de ellas, que no rocen tanto el mainstream y con las cuales no tengas que sufrir pensando en chocarte con varias personas vistiendo igual.
[M. Àngels Jover]