Desde su lanzamiento, sabíamos dos cosas de «Skyrim«: que es un juego al que dedicarle muchas pero que muchas horas y, sobre todo, que gran parte de esas horas se van a escurrir en las tareas más mundanas como ir de aquí para allá con tu caballo disfrutando del paisaje, pasear sin rumbo por las ciudades o hacer combinaciones extrañas en el laboratorio a la búsqueda de pócimas milagrosas. Precisamente por eso no nos sorprende que, después del subidón de adrenalina que supuso el primer contenido descargable («Dawnguard«), el segundo en llegar sea un dechado de paz y tranquilidad. «Hearthfire» consiste, simple y llanamente, en construirte una casa en el mundo de «Skyrim«: tienes que comprar un terreno y, a partir de ahí, construir con tus propias manos cada una de las habitaciones. Luego ya llegará el tiempo de decorar (y diríamos que esto es bastante gay si no fuera porque la decoración más sofisticada en este videojuego van a ser esqueletos de animales muertos), de tener animalitos e incluso de adoptar a tus propios críos (con un nuevo sistema de adopción). También tendrás que proteger tu propiedad, claro. Lo que, dicho así de pronto, nos deja con la sensación de que si «Skyrim» es un juego que nunca vamos a acabarnos, ahora menos todavía. Se necesitan dos vidas para llegar el «The End«.