Harrison Ford Fiesta acaban de publicar «La Fête», que es lo más parecido a una fiesta que acaba convirtiéndose en ritual pagano… Y aquí nos explican el álbum canción a canción.
¿Qué ocurre cuando, para grabar tu segundo álbum, decides retirarte durante un año a un lugar tan interesante como un palacio modernista cerca de Reus? Los que pueden responder a esta pregunta son Romain, César, Pablo y David, también conocidos como Harrison Ford Fiesta… Pero, por una vez, ¿por qué hacer esta pregunta tan obvia? ¿No es mucho mejor olvidarse de esta pregunta y, simple y llanamente, buscar en las canciones de «La Fête» (Foehn, 2018) los indicios que, imaginación mediante, nos permitan recrear en nuestras cabezas el palacio, sus estancias, sus sombras, sus recovecos, su alma?
No, no les he preguntado a Harrison Ford Fiesta por el palacio de marras… Lo que he hecho, aprovechado que presentarán su disco el próximo 4 de mayo en Barcelona (ARTTE), ha sido más bien pedirles que cojan «La Fête» y me lo expliquen canción a canción para fabular un delicioso juego de espejos: en cada uno de los temas, lo que la banda explica se contrapone a lo que yo opino, de tal forma que los reflejos a veces se solapan y otras chocan para arrojar nuevos sentidos. Falta, eso sí, el tercer espejo en este diálogo: el tuyo. ¿Qué opinas de las nuevas canciones de Harrison Ford Fiesta?
L’AUTEL
HARRISON FORD FIESTA dicen… Surge de la casualidad. No es intencionada su búsqueda: de una improvisación y probando sonidos de sintes, se construye una estructura, que da la casualidad que hace recordar, por su construcción de acordes, a un fragmento de la canción que da título al disco «La Fête«, y rebota en nuestras cabezas la repetición de la frase…»Attache nu su an autel«… El álbum es oscuro, habla de fiestas, rituales, malos rollos… Y nos encaja perfectamente comenzar el disco con la repetición de esta frase, para meternos de lleno en ese fragmento que aparece a mitad del disco….»Atado, desnudo sobre un altar»
NOSOTROS decimos… «La Fête» se abre con un loop sintético que parece llegar del espacio exterior a la búsqueda de… ¿inteligencia? No. Va a la búsqueda de fiesta. Pero no es una fiesta cualquiera: es una fiesta refinada y elevada que, aunque puede que acaba en la entrepierna, nace en la cabeza. En el intelecto. El crescendo melódico de «L’Autel» son las pulsaciones del bombear de la sangre en un cuerpo preparada para la fiesta entendida no como subidón y bombo y platillo y verbena, sino para esa fiesta que solo puede tener lugar en la oscuridad y oficiada como ritual pagano.
LA DESCENTE
HARRISON FORD FIESTA dicen… Este tema nació durante la grabación. No existía antes. Todo empezó al encontrar una buena combinación entre una batería y un bajo. A partir de esto se montó todo el tema. Es la primera vez que trabajamos en este orden. Sin partir de una composición. Es parte de la historia de Dimitri Arselan y cuenta el momento en que la persona que esperaba tanto del ritual de sacrificio se da cuenta que nada de eso era real. Este momento en que la fe y la magia desaparecen y solo queda la locura y un cadáver.
NOSOTROS decimos… Tras la llamada de «L’Autel«, «La Descente» es una respuesta… O más bien el inicio de una respuesta a modo de perforación de los terrenos pantanosos más oscuros donde Harrison Ford Fiesta van a construir allá los pilares y los fundamentos y las bases sobre las que se construirá «La Fête«: exuberancia melódica, capas y más capas de sonido que se van acumulando de forma aditiva para priorizar el ritmo y el ambiente (un ambiente para nada ambient, sino todo lo contrario: puro exceso), pero siempre dejando espacio para una voz que nos guíe a través de esta bacanal erótico-festiva a modo de eco de la nouvel chanson en versión distópica, casi pesadillesca.
PAS DE QUOI DANSER
HARRISON FORD FIESTA dicen… Seguramente, este es el corte con mas reprise del disco. Desde el primer momento, nos hace mover con elementos percusivos sin que haya entrado aún la percusión, arreglos que aparecen y desaparecen sin volver a repetirse que hacen que la canción se abra y se retraiga sobre sí misma. En la segunda parte del tema, instrumental, ya entra la batería con un ritmo más tribal que podíamos encontrar más veces en el anterior disco pero que en este solo aparece en este tema, con un juego de platos y panderetas que hacen que se abra el espectro sonoro. Estos arreglos surgieron un día en el estudio con Pablo y David jugando con la canción: no era la intención inicial pero así se quedó.
Todo se acaba de resolver con un sampler grabado por César con el chirrido de un tren pasando por el Serrallo que invitó a entrar a unas flautas descontroladas para acabar de redondear el final. Aquí volvemos a jugar con los contrastes: el tema es desalentador, te están diciendo que un funeral no es para bailar, tu vida se acaba y después no hay nada más… Pero al mismo tiempo te invita a moverte.
NOSOTROS decimos… Empieza la fiesta. Y ya sabes cómo ha de arrancar toda buena fiesta: desde abajo, dejando espacio a los que acaban de llegar para que encuentren su lugar, para que se desvistan, para que desvistan a los demás con sus miradas. «Pas de Quoi Danser» empieza con lo mínimo: pura desnudez en varios acordes de guitarra y esa voz omnipresente, casi atávica, que a estas alturas ya se te ha metido dentro y te va a controlar y dirigir de un lado para otro tirando de ti desde donde más duele, desde las paredes del estómago. Pero luego entra un teclado igualmente mínimo y, sobre todo, una percusión que va subiendo poco a poco: es la percusión que llama hacia el ritual. Solo tienes que seguirla para llegar hasta él. Pero, ojo, porque si la sigues ya no habrá vuelta atrás. Y sobre esta canción planea un aire lo suficientemente inquietante como para hacerte comprender que el hedonismo de toda fiesta siempre tiene su contrapartida oscura, su castigo, el precio a pagar. ¿Te atreves a seguir adelante?
LE GÉANT À LA CRÊTE DORÉE
HARRISON FORD FIESTA dicen… Esta es la canción más inclasificable del disco por como está hecha, la más ambient… El tema habla de una refinería. No fue fácil encontrar la llave mágica hacia el sonido de este tema, pero nos encanta cómo surgió todo, explorando en la búsqueda de ideas para darle un enfoque al sonido y con la compañía de nuestra estufa catalítica durante la grabación, la cual tanto nos acompañó en esos días fríos de invierno en el palacete. Se nos ocurrió de repente de grabar el sonido que emitía la llama de la estufa, ese sonido que cada vez que nos quedábamos en silencio nos acompañaba en el ambiente: pusimos un micro delante de la estufa y grabamos el murmullo de la llama durante unos minutos… Luego grabamos el sonido que hace el botón de encendido al apretarlo, y así comienza la canción, con el sonido de apretar el botón de la estufa y cómo crepita la llama. Es ese sonido el que nos aportó ese ambiente que necesitaba la canción para darle sentido.
NOSOTROS decimos… Harrison Ford Fiesta practican el silencio como siempre lo han hecho Einstürzende Neubauten: más que como el vacío, lo entienden como una unidad de sentido que actúe a forma de retícula sobre la que disponer los elementos justos. Toda danse macabre está destinada a acabar en puro estallido en el que perder la cabeza… Pero, para acabar allá, hay que partir de un lugar como «Le Gèant à la Crête Dorée«: un canto pagano sosegado y preñado de espíritu que llame a la congregación, a que el grupo acabe siendo uno solo, a actuar en sintonía unos con otros hasta que tu cuerpo no sea tu cuerpo sino el cuerpo de todos.
LA FÊTE
HARRISON FORD FIESTA dicen… Es el tema más antiguo de este disco. Ya lo tocábamos en los últimos conciertos, pero en versión más sencilla. Es también por el que empieza el mito de Dimitri Arselan (que se desarrolla en cinco temas): un hombre común invitado a una fiesta en un bosque y que no sabe que va a ser la pieza maestra de un ritual de sacrificio.
De alguna manera, es a través de esta canción que se definió el ambiente de este segundo disco. Nos atrajo mucho esta mezcla: un ambiente oscuro, serio y con toque de terror (al principio pensábamos hasta integrar gritos), con una voz que cuenta más que canta pero con arreglos que quieren ser agradables para las orejas y, por qué no, bailables. A partir de esta estética, se dejó de lado el folk y las melodías con más relieve y se compusieron las canciones siguientes con la misma intención.
NOSOTROS decimos… Siguen los ecos de Einstürzende Neubauten, esta vez incluso en el delicioso juego de la voz al mando en contraste con(tra) los coros que entonan hechizos inexpugnables. Es en «La Fête«, sin embargo, donde Harrison Ford Fiesta empiezan a despegar sus cuerpos de la calma y a buscar el movimiento, ya sea introduciendo el ruido (sin furia) como herramienta para aniquilar las pulsiones cerebrales de los ritualistas asistentes o practicando la percusión como pura hipnosis, como espiral ascendente que anula el contacto con la realidad y que invita a dejarse llevar hacia arriba, hacia el cielo nocturno, hacia ese lugar en el que no hay espacio para el «yo» sino para la confusión entre cuerpos y mentes.
WALOU
HARRISON FORD FIESTA dicen… «Walou«, como canción, es una vieja amiga. Llevamos mucho tocándola y, a la hora de grabarla, ha sido todo muy natural. Es una de nuestras preferidas, porque lleva todo lo que nos gusta: es delicada, con muchos detalles y pasa por estados muy distintos. Ademas, esta muy impregnada del «sonido» de la casa en la que grabamos.
NOSOTROS decimos… «Walou» arranca con una guitarra derramándose en un fingerpicking a lo John Fahey en su etapa más mística, la de los «Coelachants«… Pero, ojo, porque Harrison Ford Fiesta le hacen el amor al psych folch bien despacito, poco a poco, haciéndolo sudar en un vaivén continuo que está punteado por todas las fases previas al orgasmo. Tranquilo, el orgasmo llega al final. Pero no es uno de esos orgasmos fugaces que se van tal y como vienen: es más bien uno de esos orgasmos que alteran la percepción del tiempo y que te obligan a habitar una realidad perturbadora en la que te resulta imposible reconocer lo que hay a tu alrededor. Esos son los mejores orgasmos, ¿no te parece?
L’INVITÉ
HARRISON FORD FIESTA dicen… Es el tema que más representa la receta «contar cosas sórdidas con una intención musical opuesta». En el primer disco, teníamos una canción que se llama «Samy Fist» que hablaba de practicas sexuales extremas con una melodía para silbar en el campo. «L’Invité» pertenece a la misma familia. La letra cuenta el momento en el que Dimitri Arselan empieza a tener dudas serias sobre la verdadera razón de ser de esta fiesta. No sabe si confiar en su instinto de supervivencia o desconfiar en su tendencia paranoica.
Al nivel de producción, esta es la canción más minimal del disco. Normalmente tendemos a acumular pistas y arreglos. Esta aguanta con cinco o seis elementos. La intención inicial era de arreglarla más, hacerla más densa. Pero, en un momento del proceso, la escuchamos con otra oreja y nos dimos cuenta de que ya tenía encanto y, sobre todo, vida. Hicimos algo que nos cuesta hacer normalmente: la acabamos sin cargarla. Nos quedó un objeto peculiar dentro de lo que solemos hacer.
NOSOTROS decimos… La chanson post-Gainsbourg ya ha aparecido antes en otras canciones, pero es en «L’Invité» donde brilla de forma más reconocible. Es esta, más que probablemente, la canción más «canción» de «La Fête«: podría ser la puerta de entrada pluscuamperfecta hacia el imaginario de Harrison Ford Fiesta, puesto que aquí aparecen todas sus constantes vitales pero en versión amable, ordenada, en la intensidad justa para seducir pero nunca para asustar. A la vez, es inevitable concebir «L’Invité» como la calma que precede a la tormenta que llegará en el tramo final del disco. Así que ya sabes: si ya has llegado hasta este punto del ritual, ¿te vas a echar atrás ahora?
L’ASCENSION DE DIMITRI ARSELAN
HARRISON FORD FIESTA dicen… Este tema se compone de dos partes totalmente opuestas estéticamente y que representan dos partes del viaje de Dimitri Arselan hacia el más allá. Es un poco el Frankenstein del disco. Está formada por dos partes grabadas en momentos distintos y que tienen cada una su historia propia.
La primera parte, muy tierna, no existía antes del último mes de grabación. El picking de guitarra ya lo teníamos, pero sin ninguna intención de grabarlo; y una noche nos pareció una buena idea integrarlo al final de «L’Invité«. Llevábamos meses grabando música oscura y nos entró muy bien un poco de luz. Nos tiramos enteros en ella, y en tres horas estaba grabada y arreglada.
La otra parte, caótica, se grabó con un móvil, en un momento de improvisación en el local. Mucho antes de empezar a grabar el disco. Como el final de la grabación sirve de sample para el bucle rítmico de «Les Gardiens«, la queríamos integrar al disco. Después de plantearnos reproducirla, nos pareció natural dejarla como estaba. Aunque parezca un caos mal grabado, ya les teníamos cariño a arreglos que aparecían en el ruido general. Mientras que a otros temas nos costó mucho darles vida y forma, «L’Ascension de Dimitri Arselan» encontró naturalmente, y casi sola, su sitio en el disco y en su narración.
NOSOTROS decimos… Así se encara una recta final: lubricando la zona primero… y penetrando después. «L’Ascension de Dimitri Arselan» es un retablo en forma de díptico: a un lado, la entrada en forma melodía folk practicada como agua cristalina que invita a bañarse en ella, pura promesa de frescor y esa seguridad que otorga saber que, aunque te introduzcas cada vez más profundo, siempre verás tus pies al fondo del agua. Al otro lado (y, de hecho, como alusión literal al «otro lado»), un desvarío de pura psicodelia de esa que resulta únicamente entendible a partir de las estructuras mentales de la pura lisergia mental.
LES GARDIENS
HARRISON FORD FIESTA dicen… La canción parte de y va unida al final de «L’Ascension…«. Con esa grabación hecha con el móvil, a partir de un pequeño corte sampleado, se consigue con la ayuda de sintes y voces la parte más épica de todo el disco. La historia habla de dos hermanos, podrían ser Júlia y Nil, que juegan a proteger con sus poderes un charco de barro: pase lo que pase, ese charco sobrevivirá. Sin ser intencionado, el tema adquiere un tono marcial que le da más sentido a la narración, los guitarrazos emulan un momento de lucha y de defensa del charco con cuatro brazos biónicos o de ortigas que paralizan o con cadáveres de gatos. Cualquier cosa para que el charco sobreviva.
NOSOTROS decimos… Grand finale. No hay otra forma en la que definir el punto y final con el que Harrison Ford Fiesta deciden cerrar «La Fête«. Todo lo que ha aparecido anteriormente en el disco vuelve a aparecer en este tema que sirve de furiosa sinopsis en la que las capas de sentido se acumulan de forma casi mágica: en «Les Gardians» no hay ruido, sino una complejidad de discurso instrumental que resulta elocuente por lo que tiene de síntesis tan celebrativa como explicativa. La fiesta ha acabado con un chorreo de luz. [Más información en el Facebook de Harrison Ford Fiesta / Harrison Ford Fiesta actuarán el 4 de mayo en Barcelona (ARTTE) / Escucha «La Fête» en Apple Music y en Spotify]