Estas son las canciones que le inspiraron a Gustavo Redondo su disco «Gigantes & Diminutos»… Pero también son las canciones que te dejarán muerto de amor.
De “Vacaciones en el Campo de Batalla” (Retrológico, 2015), el álbum de debut en solitario de Gustavo Redondo (ex-miembro del grupo Los Pedales), dijimos en su momento que se trataba de un agradecido y necesario remanso de paz sonoro salpicado de melancolía, nostalgia, fantasía y ensoñación en el que introducirse significaba aislarse del cada vez más caótico mundanal ruido (físico y virtual)… Y a su sucesor, “Gigantes & Diminutos” (Retrológico, 2017), se le podría aplicar idéntica definición multiplicada, además, por su principal rasgo distintivo: es el primero totalmente instrumental de Redondo.
Que observemos de ese modo, otra vez, su segundo trabajo es el reflejo directo de su modus operandi, propio de un espíritu inquieto, polifacético y meticuloso: instalado en su estudio-refugio (Retrológico) enclavado en las montañas de Ávila, desplegó sus múltiples habilidades creativas para componer, grabar, tocar todos los instrumentos, producir y mezclar (de la masterización se ocupó Mario G. Alberni) un disco que, por su concepción y materialización, quizá entrañaba mayor dificultad que su largo de estreno.
La gran razón que conduce a esa hipótesis radica en la ausencia de palabras para, pese a ello, ser capaz de transmitir un torrente de sensaciones (añoranza, calidez, inocencia, amor, placidez…) de efectos reconfortantes que se van desplegando a medida que el repertorio fluye con especial suavidad. La tarea era exigente, pero Gustavo Redondo consigue que cada composición conmueva a medida que se van mostrando poco a poco los elementos instrumentales, perfectamente ejecutados y situados con intuición y naturalidad. Gracias a esa conjunción, se aprecia desde la primera escucha que “Gigantes & Diminutos” posee una profunda raigambre personal aunque, a la vez, funciona como un espejo universal -empezando por su título, como sucedía con “Vacaciones en el Campo de Batalla”– en el que cualquier individuo puede reflejarse y sentir cómo late su propio interior.
Esta impresión se palpa en el desarrollo del álbum, que transita entre pasajes eléctricos, atmosféricos, delicados, mágicos, sensibles, elegantes y, en todo caso, repletos de belleza. Un carrusel emocional en el que afloran recuerdos quizá lejanos pero inmarchitables (por algo la portada la protagoniza el Gustavo Redondo de sólo dos añitos) alimentado por una colección de gemas sonoras inscritas en la música contemporánea y neoclásica, el post-pop intimista, el ambient o la electrónica sutil e influidas por el libro de estilo de referencias como Peter Broderick, Nils Frahm, Sigur Rós… Un momento, hagamos una parada en este punto. Porque, en esta ocasión, no necesitaremos contextualizar los orígenes y componentes de las piezas que forman “Gigantes & Diminutos”, ya que será el mismo Gustavo Redondo el que nos brinde la oportunidad de conocer no sólo los nombres de sus principales inspiradores durante el proceso de elaboración del disco, sino también sus pensamientos en torno a esos creadores y su obra.
Prepárense, por tanto, para disfrutar -de idéntica manera que se disfruta “Gigantes & Diminutos”– de una selección (y lección) musical de altura con sus correspondientes comentarios, realizados por Gustavo Redondo a corazón abierto. Todo un lujo. [FOTOS: Alejandro del Estal] [Más información en el Facebook de Gustavo Redondo]
Nils Frahm: “Snippet”. «Uno de mis artistas favoritos, el mejor descubrimiento musical de los últimos cinco años y el gran artífice de que mi concepto haya dado un giro inesperado, pero absolutamente necesario. Me resulta increíble cómo domina el tiempo -parece su dueño- y juega con los silencios; posee un buen gusto superlativo en todo lo que hace, ya sean instrumentales de piano o electrónica. Un genio con mayúsculas que debería escuchar todo el mundo. Esta canción pertenece a “Felt”, mi disco favorito de su discografía. Siempre recomiendo este álbum a todo el mundo. Es una obra maestra».
Peter Broderick: “When I’m Gone”. «Otro de mis artistas fetiche de estos últimos años. El mundo de Peter Broderick es infinito y su talento es insultante: es un compositor con una creatividad aplastante, multi-instrumentista brillante, cantante increíble y conmovedor en todas sus facetas. “How They Are” es otro de mis álbumes favoritos, el ejemplo de ‘menos es más’. Lo considero el “White Album” contemporáneo. Increíble cómo se puede llegar tan lejos con tan pocos ingredientes: guitarra, piano y voz… ¿Para qué más? Encima lo editó con 23 años, a ver quién supera eso».
Dustin O’Halloran: “Opus #20”. «Probablemente, mi instrumental de piano favorito. Hace falta ser muy bueno y estar inspirado para componer una pieza de este calibre, aunque también es duro pensar que yo podría vivir seis vidas y no llegar ni al 20% de este nivel emocional a la hora de transmitir sensaciones. La belleza hecha música y la emoción como arte. Desde hace un par de años, uno de mis hobbies favoritos es amanecer un sábado en mi casa y exprimir un zumo de naranja mientras escucho esta canción. La vida puede ser emocionante con muy poco, y tengo mucho que agradecer a Dustin por hacernos más fácil y pacífica la existencia en ciertas ocasiones».
Ólafur Arnalds: “Ljósið”. «Si una canción te puede llevar al más absoluto bienestar -o incluso más lejos-, este es el mejor ejemplo. Ólafur es otro compositor clave de la música post-clásica. Como en el caso de Nils Frahm, también envidiable y admirable su dominio del tiempo y del silencio. Su faceta electrónica con Kiasmos tampoco tiene desperdicio».
John Grant: “Outer Space”. «John Grant fue el primer artista que revolucionó mi concepto a la hora de entender la música. Entonces era un radical que odiaba los sintetizadores y, desde entonces, me apasionan. Una persona muy generosa que me abrió las puertas de la música electrónica de una manera muy inteligente: haciendo arreglos de electrónica comedidos y brillantes en unas canciones muy, muy conmovedoras. El solo de sintetizador me parece simplemente sublime y “Queen Of Denmark”, un álbum increíble. Por cierto, gran trabajo de Midlake, otra banda que me encanta y que acompaña a John Grant en este discazo repleto de emoción, miedo y una placentera falta de cordura».
Goldmund: “Dixie”. «Keith Kenniff, otro magnífico compositor contemporáneo con una enorme versatilidad. Admiro mucho su capacidad de desdoblarse en Helios y Goldmund, sus dos proyectos principales. El primero es una electrónica ambiental exquisita, pero es en Goldmund donde realmente me toca la fibra. Mis discos favoritos son “The Malady Of Elegance” y “All Will Prosper”, perfectos para ambientar el hogar de complicidad con uno mismo. Destacaría muchas cosas, pero me encanta cómo empasta los sonidos de piano con las guitarras acústicas en melodías que pueden ser de corte post-clásico, pero que también tienen un punto pop y melódico tremendamente fino».
Misophone: “The Motherless Moth Headed Bread Boy”. «Un grupo de Bristol bastante desconocido pero de una calidad brillante. Naif, onírico y con un sonido y estética muy vintage. Si cierras los ojos te teletransporta directamente a un parque de atracciones o a un circo en el año 1920… Es absolutamente genial. “Be Glad You Are Only Human” es un disco alucinante y con un sonido sorprendente dentro de lo previsible. Ojo con esto, que es muy difícil resultar novedoso en un terreno tan frecuentado. Majestuoso».
Amiina: «Perth». «Sí, de nuevo Islandia. Sigo sin explicarme cómo un país con tan pocos habitantes puede ser un hervidero de genialidad artística. “Perth” pertenece al EP “The Lighthouse Project”, una pequeña colección de canciones con una inocencia que engancha. Las texturas que presentan en este trabajo no son nuevas, pero reinventan la sencillez. Simplemente genial la fusión de guitarras eléctricas nítidas, serruchos musicales, voces y pianos eléctricos».
Oskar Schuster: “Gizeh”. «Un excepcional pianista juguetón y sensible. Parece el hijo alemán de Yann Tiersen. Me encanta la sencillez de su mano izquierda y me siento muy identificado. En mi caso, no sé si es por torpeza, falta de técnica, poca didáctica o intuición, pero yo también exploto mucho esta forma de tocar el piano: bajos más sencillos que acompañen a la melodía. Yo siempre he sido más melódico que rítmico, por eso me siento tan identificado con Oskar Schuster«.
Teitur: “It´s Not Funny Anymore”. «Bellezas salidas de las Islas Feroe. En mi vida hubiese pensado que se obraban estos milagros en sitios tan diminutos. Teitur es un artista pop con un poso clásico, pero con una personalidad interesante. Esta canción es mi favorita de su repertorio: una canción pop de factura impecable, melodía fantástica y con sonido ‘Disney’».
Sigur Rós: “Hoppípolla”. «Volvemos a Islandia, un país que nunca me llamó la atención y que, gracias a su música, estoy deseando visitar. Poco que decir de esta canción -soy consciente de que es más previsible-. Un clásico preciosista, enérgico y que nos hace ver la vida desde un punto optimista que, de vez en cuando, es necesario. La típica canción que da un puñetazo en tu mesa y te obliga a salir a tomar el aire o, como mínimo, a pegar un grito para aliviar nuestras agonías absurdas del día a día».
Jon Hopkins: “Wire”. «Uno de los artistas que me abrió las puertas de la música electrónica en estado puro. Jamás pensé que me iba a interesar este género musical y ahora siempre dedico mis ratos a investigar por estos lares. Me queda mucho, pero cada vez disfruto más. Hace años era un radical que pensaba que todo lo editado después del año 1972 era música poco interesante y, vaya, está bien rectificar y reírme de mi propia ignorancia. “Wire” es una de mis canciones favoritas de electrónica: derrocha calidad, engancha y no te deja salir del bucle hasta que termina. Un buen ejemplo de esquizofrenia musical controlada».
Todd Terje: “Svensk Sås”. «No sé cómo di con él, pero ha sido una de las ocasiones en las que más he alucinado con mis propios descubrimientos musicales. Es curioso, porque “It’s Album Time” no ha sido una influencia directa durante el proceso creativo de “Gigantes & Diminutos”, pero fue el álbum que más escuché durante la segunda parte de la grabación. Tropicalismo noruego y el relevo generacional de Giorgio Moroder -al que conocí después, todo hay que decirlo-. Artista a seguir de cerca y último álbum favorito».
Oliveray (Nils Frahm & Peter Broderick): “Dreamer”. «Dos de mis artistas favoritos en una canción delicada, profunda y con un derroche de sensibilidad insultante. La canción original es de Tiny Vipers y es igual de interesante, pero ciertos mensajes siempre me llegan más con Peter Broderick como interlocutor. Fue, con diferencia, la canción que más escuché en 2015, un año extraño y regular, pero necesario para echar el ancla y aprender a valorar parte de las cosas realmente importantes. Una maravilla recurrir a las canciones para subir peldaños que cuestan más de la cuenta».
Paul McCartney & Wings: “Warm And Beautiful”. «Junio de 2016, un año muy especial, intenso y completo: grabé la primera parte de “Gigantes & Diminutos”, fui a conocer el país -Suiza- y el pueblo donde estuvieron mis padres en los 60 y vi en directo a mi ídolo. No soy demasiado mitómano pero, si hablamos de The Beatles y de Paul McCartney, sería absurdo negar mi profunda admiración. Pienso que seguiré descubriendo música maravillosa el resto de mi vida, pero nada me va a calar tanto como lo han hecho The Beatles. Durante aquel mes, y para preparar el concierto de McCartney en Madrid, estuve revisando su repertorio en solitario -sobre todo el de la época de los Wings– y no paré de encontrar joyas. Paul es el rey de la melodía y uno de los mejores compositores, músicos y cantantes de todos los tiempos. Me hace mucha gracia -ninguna, vamos- cuando la gente le tacha de blando -¿habéis escuchado “Helter Skelter”, amigos?- y hace la gracia de la abuela. Un poco de respeto, que estamos hablando de un genio. En mi estudio siempre estará presente una foto de Paul revolver en mano, apuntando a una diana a la que estoy seguro de que perforó en su parte central».
David Bowie: “Life On Mars?”. «De Bowie no hay nada que añadir. Personalmente, pienso que es el rey de los estribillos: muy pocos lo han hecho de forma tan magistral. Lo único que lamento es que no lo empecé a valorar como se merece hasta que no estuve a las puertas de la treintena pero, vaya, nunca es tarde. Esta canción siempre estará presente en mi vida, una de las obras maestras de la historia contemporánea y, junto con “Penny Lane” de The Beatles, mi canción favorita de todos los tiempos. Majestuosa también la definición de la BBC 2, que describió esta canción como ‘un cruce entre un musical de Broadway y un cuadro de Salvador Dalí‘. Amén».
The Album Leaf: “Stretched Home”. «Una banda que maneja a las mil maravillas la mezcla de electrónica, post-rock ligero y ambient melódico. La canción que abre “Forward / Return” es una maravilla. Me encanta la columna vertebral de la canción, que es la sección rítmica compuesta por la mezcla de la batería, efectos de sonido y el bajo ligeramente juguetón y melódico. Lo considero una armadura perfecta que hace que los arreglos de viento y cuerda se fusionen de manera magistral con la guitarra arpegiada».
Eels: “It’s A Motherfucker”. «Mr. E es uno de mis artistas favoritos, le admiro por tantas cosas… Es un experto en hacer canciones brillantes con una secuencia de tres acordes y sus historias y su humor son todo calidad. Esta canción es una de mis favoritas, me encanta el contraste que crea con la música -muy entrañable y preciosista, también de estilo ‘Disney‘- y la dureza de su voz ronca y la letra, que sólo con la primera frase ya te la clava por la espalda. Recomendar su libro es una obviedad y sé que no es inventar la pólvora, pero creo que lo debería leer todo el mundo; sería genial que aprendiéramos a sacar la parte humorística de la tragedia y este es el mejor ejemplo. A ratos hasta me siento identificado en algunas de sus neuras. Una persona que sabe reírse de sí mismo siempre me va a resultar admirable, y más si hace unas canciones de este calibre».
Hammock: “Tristia”. «Hammock es una banda de Nashville muy interesante de post-rock ambiental. “Chasing After Shadows… Living With The Ghosts” fue un disco que escuché mucho durante las sesiones de grabación de “Gigantes & Diminutos”. Tampoco es que haya sido una revolución absoluta para mí, pero considero que sería injusto obviar esta referencia».
Max Richter: “H In New England”. «Directa y concisa. A Max Richter no le he escuchado tanto como a otros artistas, pero esta canción es una de mis composiciones de piano favoritas: la demostración de que se puede llegar muy lejos con muy poco. Simple, pero brillante».