Este año lo que prima en la alfombra roja de los Golden Globes 2017 no es ni lo mejor ni lo peor… Sino lo estrictamente «normal».
«La alfombra roja de los Golden Globes siempre es como la de los Oscars pero en versión más informal«. Ya está. Ya lo he dicho. El puñetero cliché que se repite cada año pero que no deja de ser cierto pasen las ediciones que pasen. Y es que, al fin y al cabo, el tono informal de estos premios se nota especialmente en una sala abarrotada de gente a la que se le advierte el relax en la mirada… y en cómo se van soltando a medida que avanza la noche y la barra libre empieza a hacer efecto.
Esto, evidentemente, ha de traducirse de alguna forma u otra en la alfombra roja. ¿Cómo carajo vas a ir vestida de punta en blanco si sabes que al final de la noche vas a acabar con la corbata de cualquier compañero de profesión atada en la frente? Pues eso. No es de extrañar, entonces, que algunas de las asistentes se hayan plantado en la noche del 8 de enero en The Beverly Hilton (en Beverly Hills, evidentemente) con pintas de salir de fiesta como si no fuera un mañana. Salir de fiesta en los 90, en los peores de los casos.
Sea como sea, sin embargo, permitidnos que este año no dividamos la alfombra roja entre lo mejor y lo peor, porque al final resulta que lo mejor escasea y lo peor abunda, pero lo que realmente marca la tónica de esta red carpet es «lo normal». Así. A secas.
LO MEJOR. Ocho es el número mágico. Ocho son, al fin y al cabo, las personitas que han conseguido deslumbrar en la alfombra roja de los Globos de Oro 2017… Empezando por Brie Larson en su deslumbrante Rodarte rojo, demostrando que el rollito estrella de cine de la primera mitad del siglo XX sigue pegando fuerte (siempre que le añadas un corsé tan tremendo como el suyo). Aunque si de sexyness hablamos, la palma se la llevaría Emily Ratajkowski, empeñada en dejar claro que se puede enseñar carne sin ser una hortera de bolera. Rizando el rizo de lo sexy, sin embargo, estaría una Naomi Campbell enfundada en un Versace que debería aparecer en el diccionario al lado de la palabra «glamazone«.
Tampoco pueden pasarse por alto maravillas como el Jenny Packham de Millie Bobby Brown destinado a hacer que todo el mundo se pregunte cómo puede ser esta niña la misma que la de «Stranger Things«; Thandie Newton cegadora en su blanquísimo Monse; Sophie Turner en un Louis Vuitton que la confirma como la gran esperanza catódica para el mundo de la moda; Ruth Negga en un Louis Vuitton que sigue con los ecos plateados y robóticos de la última MET Gala… Y, por encima de todas, muy pero que muy por encima de todas, Caitriona Balf envuelta en su preciosísimo Delpozo.
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LO NORMAL. A ver, no confundamos términos: «normal» no es sinónimo de «lo peor»… pero segurísimo que tampoco es sinónimo de «lo mejor». A continuación van todo un conjunto de actrices que no arriesgaron y que, por lo tanto, ni vencieron ni fracasaron: aprobaron con un cinco pelado.
Y es que ¿existe algo más «normal» que apostar por la aburrida monocromía? Evidentemente, los Golden Globes 2016 tuvieron su ración de vestidos negros razonablemente elegantes y sensuales: ahí están Amy Adams (Tom Ford, ¿cómo no?), Blake Lively (en un Versace ligeramente redimido por sus toques de extravaganza), Teresa Palmer (Armani), Monica Bellucci… Y también otros colores primarios: Gwendoline Christie en rosa palo, Hailee Steinfeld en un Vera Wang lila, Issa Rae en blanco, Natalie Portman en un Prada lima, Reese Whiterspoon en un Versace amarillo, Zoe Saldana en un Gucci de dos rosas diferentes y una Sarah Jessica Parker en un vestido blanco que, no preguntéis por qué, recordaba a la Princesa Leia. ¡Ah! Y también están las que combinaron blanco y negro en la misma pieza, como Julia Louis-Dreyfus (tirando hacia lo elegante) y Janelle Monáe (tirando hacia lo extravagante).
Otra cosa que pega últimamente: las transparencias y los encajes de gente como Emma Stone (Valentino), Felicity Jones (Gucci), Kerry Washington (Dolce & Gabbana), Lily Collins (Zuhair Murad), Michelle Williams (Louis Vuitton), Nicole Kidman, Kristen Wiig… Y algo que pega siempre: los dorados de Priyanka Chopra (Ralph Lauren), Sarah Paulson (Marc Jacobs), Chrissy Teigen (Marchesa) y Naomi Harris. Y ya. Todo muy normalito, ¿verdad?
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LO PEOR. No nos vamos a andar con rodeos y vamos a lanzar varias preguntas al aire… Evan Rachel Wood, ¿era necesario recurrir a Altuzarra para este puto horror que podrías haber conseguido en las rebajas del Zara? Anna Chlumsky, ¿por qué esa bolsa de basura verde atada con un tirante negro? Drew Barrymore, ¿cómo se te ocurre hacer chocar las líneas rectas de este Monique Lhullier con tus (gozosas) curvas? Gina Rodriguez, ¿no se te ha ido la mano con los flecos de perlas de Naeem Khan?
Más todavía… Jessica Chastain, con lo que tú has sido, ¿tenías que recurrir a Prada para tu primer desliz? Laura Dern, ¿por qué tu Burberry parece recién llegado de una comunión en la América profunda? Maisie Williams, ¿no puedes aprender un poquito de Sophie Turner? Jessica Biel, ¿qué es eso en las caderas de la falda de tu Elie Saab? Angela Bassett, ¿WTF? Sienna Miller, ¿dónde estaba tu estilista cuando escogiste este Michael Kors y lo aderezaste de puta pena con unos complementos desastrosos?
Y vamos acabando… Anne Kendrick, ¿no ves lo rara que queda tu teta derecha? Judith Light, ¿en serio? Kathryn Hahn, ¿no escuchas a Christina Aguilera llamándote al móvil para que le devuelvas su outfit de zorrupia noventera? Riley Keough, ¿cómo puedes hacer que un Chanel luzca tan mal? Winona Ryder, ¿en serio que tuviste que escoger el Viktor and Rolf más anodino de la historia? Y, finalmente, Sofia Vergara… Sofia Vergara… Sofia Vergara… Sofia… Vergara… ¿¿¡¡POR QUÉ!!??
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