Resulta significativo que, a estas alturas, el citado tema siga siendo el hito más recordado del combo liderado por Steve Lewis (Fujiya) y David Best (Miyagi). Una situación que certifica que sus siguientes pasos discográficos no fueron lo suficientemente provechosos, salvo para entregar algún que otro sencillo redondo como “Knickerbocker”, incluido en “Lightbulbs” (Full Time Hobby, 2008) y calcado en su forma a “Ankle Injuries”. Justo aquí se encontraría el gran problema de Fujiya & Miyagi: su falta de evolución, aun admitiendo su empeño por mantenerse férreamente sujetos a su estilo predilecto, el kraut germánico tradicional cultivado por eminencias del calado de Neu! o Can. Su penúltima obra, “Ventriloquizzing” (Full Time Hobby, 2011), introducía leves novedades en su discurso sonoro -sintetizadores sombríos, tímidas aproximaciones al p-funk-, pero no cuajaban lo necesario para romper la monotonía característica de su repertorio.
Ante tal panorama, se suponía que “Artificial Sweeteners” (Yep Roc, 2014), quinto trabajo de los británicos, sería, por fin, el disco que cambiara las tornas, aunque se supiese a priori que no pasaría a los anales como la transformación radical del conjunto de Brighton. Y parte de ello se materializa en este LP, pero sin conceder demasiadas alegrías… De esta forma, nos topamos, por un lado, con los intentos del grupo por ampliar su paleta sonora hacia el tecno / synthpop, género poco novedoso y mejor explotado por otras formaciones pero que, en el caso que nos ocupa, abre la posibilidad de escuchar a unos Fujiya & Miyagi ligeramente distintos en la ascendente “Flaws” -con una apertura al más puro estilo Vangelis exprimiendo a tope los sintetizadores- y en “Vagaries Of Fashion”; y, por otro, con un trip ácido llamado “Tetrahydrofolic Acid”, el cual, más que actuar como un juego experimental, parece un mal viaje de acid house clasicote.
Como se puede comprobar, lo que Fujiya & Miyagi entienden por riesgo musical se reduce a hacer discretos tanteos de cantidad y calidad limitadas. Porque los terrenos sonoros en los que se sienten más cómodos Steve Lewis y David Best son los que ya han pisado anteriormente con más o menos acierto. De ahí que recuperen, sin reparos, su querencia por el electrofunk practicado en “Ventriloquizzing” a través de la groovy “Acid To My Alkaline” -ojo a su arranque-homenaje a “Machine Gun” de Portishead– y “Little Stabs At Happiness”, ambas con las líneas de bajo bien engordadas y un Best transmutado en Nic Offer, vocalista de !!!. Y regresen, como si de una adaptación modernizada de la teoría del eterno retorno de Nietzsche se tratase, al krautrock que los sacó del anonimato, ya sea envuelto en ropajes pop (“Artificial Sweeteners”), en versión instrumental (“Rayleigh Scattering”) o aromatizado por vapores entre psicodélicos y cósmicos (“A Sea Ringed With Visions”).
Otra teoría que habla de un continuo regreso al ayer es la expuesta por Simon Reynolds en su célebre ensayo “Retromania”, que incide en la obsesión de la cultura pop contemporánea con perpetuar la nostalgia por su pasado. En este sentido, Fujiya & Miyagi serían un ejemplo paradigmático, tanto por su constante pasión por la música alemana de los 70 como por su insistencia en desandar el camino realizado en cada nuevo álbum para acabar fijándose en su trabajo inmediatamente anterior o volviendo a su verdadero punto de origen, “Transparent Things”. A Fujiya & Miyagi les entusiasma subirse a su particular rueda de ratón y hacerla girar sin parar una y otra vez…