Los neoyorquinos Friends, con su seriófilo e ingoogleable nombre a cuestas, pretendían dar por buenos todos los pronósticos de las publicaciones musicales más trendy y molonas cuando, a principios de año, se confeccionaron las listas que marcaban en fluorescente las bandas a seguir durante 2012. En FPM también nos vimos arrastrados por las buenas sensaciones que desprendía el grupo al dedicarle uno de los capítulos de nuestra sección WhatsHype!? En él, confiábamos en que Samantha Urbani (voz), Lesley Hann (bajo, percusión y coros), Nikki Shapiro (guitarra, teclados y percusión), Matthew Molnar (teclados, percusión y bajo) y Oliver Duncan (batería) pudieran dar cera y abrillantar el legado del post-punk de los 80 por la vía del funk blancoide y el girl-power estilizado (a pesar de la cuota masculina presente en la banda). Existían motivos suficientes para creer en Friends: por un lado, la frescura de sus singles “Friend Crush” (Lucky Number, 2011), “I’m His Girl” (Lucky Number, 2011) y “Mind Control” (Lucky Number, 2012), que los colocaron como los herederos directos de símbolos alternativos de la Gran Manzana como Tom Tom Club, ESG o Liquid Liquid, las referencias más repetidas a la hora de elaborar su tarjeta de presentación; y, por otro, sus directos (como el que realizaron en el reciente San Miguel Primavera Sound 2012), que poseen efectos rejuvenecedores y reparadores entre su audiencia.
El globo de la fama de Friends se hinchaba a medida que se aproximaba la fecha de salida de su largo de estreno, este “Manifest!” (Lucky Number / Fat Possum, 2012) que se suponía iba a recuperar de los libros de historia de la música (underground) el no wave primigenio e iniciar (o, al menos, intentarlo) el segundo revival del género… una década después del primero. ¿Dos regresos al pasado del post-punk salido de las catacumbas de Nueva York en diez años? Teniendo en cuenta la velocidad de los acontecimientos musicales surgidos en el siglo XXI , sería posible; pero, en realidad, no ha transcurrido el tiempo suficiente como para haber dado carpetazo definitivo (aunque parezca mentira) a aquella ola encabezada por The Rapture, LCD Soundsystem y !!!, cuyas ondas expansivas todavía retumban con relativa fuerza. Esta circunstancia representa uno de los grandes obstáculos a superar por Friends: mostrarse auténticos dentro de una escena más que exprimida. Si hubiesen aparecido en la temporada 2003-2004, habrían tenido las cosas más fáciles…
Sin embargo, no sería justo calibrar la valía de Friends y, por extensión, de “Manifest!”, sólo en función del estado actual de una corriente en permanente peligro de extinción; resulta más provechoso fijarse en sus canciones. Las antes citadas “Friend Crush”, “I’m His Girl” y “Mind Control”, que funcionaron como fotografías sonoras que reflejaban con claridad el estilo y las intenciones del quinteto de Brooklyn, sobresalen entre el repertorio del álbum por su sensualidad, su groove y su pulso bailable, respectivamente. A través de ágiles y eléctricos rasgueos de guitarra, líneas de bajo sinuosas, firmes golpes de batería, aderezos de percusión variopinta, palmas, kilos de sintetizadores y la atractiva voz de Samantha Urbani, el grupo muestra un respeto casi reverencial por la tradición no-nueva olera en la animosa “Home”, la nocturna y epicúrea “A Thing Like This”, la muy Blondie “Proud / Ashamed” y la callejera y saltarina “Va Fan Gör Du”. Aunque Friends no transitan únicamente por las cloacas musicales de su ciudad de procedencia, y no dudan en pasear por sus anchas y amplias avenidas para dejarse seducir por la new-wave más accesible (“A Light”) y, en apariencia, romántica (“Ideas Of Ghosts”).
Pero el grupo neoyorquino falla sus tiros cuando fuerza sus experimentos con el ritmo o pretende transmutar su identidad: en “Stay Dreaming”, Urbani se viste un deshilachado disfraz de Elizabeth Fraser y su banda otro aterciopelado de Cocteau Twins, con un resultado desfavorable en comparación con la pirueta R&B que habían ejecutado en “My Boo”, cara B de uno de los sencillos que los puso en el mapa. Así, el desigual balance que arroja “Manifest!” hace pensar que la marea que arrastraba a Friends hacia la cumbre del hype de 2012 se fue debilitando con el paso de los meses. El consuelo que les queda es que, con los mimbres de que disponen, tienen en su mano avanzar en su siguiente tentativa para superar con elegancia y buen gusto a coetáneos con mayor experiencia como Chicks On Speed o New Young Pony Club.