El punto de partida de «For Honor» es lo más surrealista que hemos visto en mucho tiempo… Y, aun así, es uno de los juegazos más bestias del momento.
Hay que reconocer que, desde que «For Honor» empezó a dar señales de vida, cualquiera con dos dedos de frente estaba destinado pensar «¡vaya burrada!«. Al fin y al cabo, vivimos en un momento en el que las videoconsolas ponen toda la carne (y, especialmente, todo el músculo) sobre el asador de la potencia técnica para proporcionar a los jugadores una experiencia de hiperrealismo puro y duro. Y no nos referimos exclusivamente al apartado gráfico: la complejidad del gameplay de los juegos actuales hacen que un título sci-fi se convierta en algo más verosímil que ir a comprar el pan a la panadería de la esquina. Tal cual.
No es de extrañar, entonces, que cuanto más alejado de la realidad esté el punto de partida de un juego, mayor sea el esfuerzo por convertirlo en una experiencia coherente y realista. Si hay que viajar a otros planetas y entrar en contacto con otras especies, seguro que todo será tan científicamente probado que te lo vas a creer a pies juntillas… Y es en este marco de oda a la verosimilitud cuando Ubisoft va y anuncia «For Honor» (para Xbox One, PS4 y PC), un juego que básicamente propone una guerra abierta (y eterna) entre caballeros andantes, vikingos y samuráis.
¿Cómo te quedas? ¡Muerta! No es para menos. Si es que incluso el más zopenco de la clase, ese que repitió cuarto dos veces y sexto una, sabe perfectamente que caballeros andantes, vikingos y samuráis nunca entraron en contacto porque vivieron en zonas del mundo y en momentos históricos totalmente diferentes. Así que, oye, verlos a todos peleando como si no hubiera un mañana es una idea, cuando menos, bastante extravagante. Fascinante. Pero extravagante. Muy extravagante.
Ocurre, sin embargo, otra cosa mucho más interesante… Puede que el mundo de los videojuegos esté obsesionado con la hiperrealidad, pero el interés de gran parte de los jugones a día de hoy es más bien otro. ¿O no es verdad que un altísimo porcentaje del mundo meme / gif animado se nutre del imaginario de los videojuegos? Cualquiera que siga canales como 9gag o Cuanto Cabrón sabrá perfectamente a lo que me estoy refiriendo. Básicamente porque, si no eres un jugador habitual, no te vas a enterar de la mitad de las bromas. Sea como sea, estos canales tienen una función muy clara: dinamitar los límites de la realidad, falsearla, convertirla en un desbarre continuo de surrealismo y extravagancias que emocione y divierta más que la (triste) realidad.
Y ahí es donde «For Honor» deja de ser un delirio y pasa a ser, simple y llanamente, el videojuego destinado a viciar a cualquiera que, además de hiperrealidad, quiera una fórmula que le sorprenda y le estimule más allá de lo habitual. No estamos diciendo que el juego de Ubisoft sea ideal para la era de los memes y los gifs animados por la cantidad de los mismos que está generando en las redes sociales (que también), sino más bien por algo más abstracto e intangible, algo que tiene que ver con la propia naturaleza del juego y su intento de dinamitar los límites de la realidad, falsearla, convertirla en un desbarre continuo de surrealismo y extravagancias que emocione y divierta más que la (triste) realidad.
Porque, recordemos, la realidad es que estos tres guerreros míticos nunca se encontraron ni lucharon. Y eso es triste. Además, ¿no le permitimos a Quentin Tarantino que alterara el pasado en «Inglorious Basterds«? ¿No nos chifla la capacidad que tiene Jonathan Hickman para buscarle nuevos sentidos a un pasado histórico que creemos conocer al dedillo en cómics como «Los Proyectos Manhattan«? Pues si hemos permitido todo eso, ¿¡cómo no vamos a pirrarnos por una extravaganza tan jodidamente maravillosa como este «For Honor«!?
Para empezar, porque la puerta de entrada al juego es un Modo Historia que no podía ser más fuertecito: tres capítulos (uno para cada tipo de héroe), seis misiones en cada uno de ellos. Todos ellos ligados por un personaje común: Apollyon, una tipa que da mucho mal rollo y que se define a ella misma como La Guerra. Vamos, que lo suyo es meter mal rollo entre las tres facciones para que estén en continua batalla… Eso sí, una eterna batalla escenificada aquí a través de misiones en las que controlaremos a diferentes tipos de héroe que enfocarán cada tarea de forma diferente. Forzando, además, momentos de variedad de gameplay muy estimulantes: no todo será salir al campo de batalla y cargarse a soldados, sino que también tendremos que hacer infiltraciones sigilosas, guardar un ariete en todo su camino hacia la puerta que necesita ser abierta, hacer una escabechina a lomos de un caballo y muchas otras locuras que tendrás que descubrir tú mismo jugando a «For Honor«.
Este Modo Historia, sin embargo, hay que entenderlo como lo que es: un mero tránsito hacia el verdadero corazón del juego, que no es otro que sus despatarrantes modos multijugador. Para empezar, lo primero que tendrás que hacer en «For Honor» es elegir la facción a la que perteneces: ¿eres un vikingo, un caballero andante o un samurái? Esta elección, por cierto, no implicará que solo puedas jugar con guerreros de tu misma facción, ya que siendo de la facción vikinga bien puedes meterte en la batalla como un samurái o un caballero andante. Tanto da. A lo único que afecta esta elección es a la Guerra de Facciones que se actualiza cada cierto tiempo y, dependiendo de los resultados de las batallas a nivel internacional, reporta un tipo de premio u otro a los miembros de cada una de las facciones en función de su número de victorias.
Así que ya sabes: da igual la facción que elijas, porque lo importante aquí es conseguir desbloquear los doce guerreros posibles. Cada facción, por su parte, tiene cuatro tipo de guerreros: están los héroes de vanguardia (guardianes, kensei e invasores), los héroes pesados (conquistadores, shugoki y huscarles), los asesinos (pacificadoras, orochi y berserkers) y los héroes híbridos (justicieros, nobushi y valquirias). Al empezar el juego, solo podrás acceder a los héroes de vanguardia, así que se impone meterte en muchas luchas multijugador para hacerte con una buena cantidad de acero (esta es la «moneda» de «For Honor«) que te permita desbloquear al resto de guerreros.
A partir de ahí, a desparramar con el multijugador, chiqui. Tienes varias opciones: Dominio enfrenta a dos equipos -cada uno de cuatro guerreros- en su lucha por «dominar» tres zonas del mapa (dos a través de la mecánica de mantenerlas durante un tiempo concreto libre de enemigos del equipo contrario; y una en la que se enfrentan los dos ejércitos y deberás diezmar el enemigo para que el tuyo sea el conquistador). Los modos Duelo y Pelea enfrentan a jugadores uno contra uno o dos contra dos. Y Escaramuza, finalmente, es un modo tremendamente divertido en el que tu equipo tendrá que sumar un total de 1000 puntos a base de cargarte a enemigos del equipo contrario para salir victorioso.
Con todo esto, llegamos a la mejor parte de «For Honor«: la dinámica de juego. Y es que, por mucho que más arriba haya quedado claro que lo de este título es puro surrealismo, hay que reconocer que consigue transmitir un verdadero chute de adrenalina que podríamos decir que «transmite la realidad de un campo de batalla medieval«. Podríamos decirlo… Pero no lo vamos a decir porque, básicamente, ninguno de nosotros -tú incluido- ha estado nunca en un campo de batalla medieval. ¿O sí?
Ahora bien, el gameplay de «For Honor» es pura maravilla, ya sea por lo vertiginoso de cada batalla, por lo bien que responden los personajes a su manejo, por las «proezas» (o habilidades especiales) con las que puedes destacara en cada partida y, sobre todo, por ese sistema de ataque / defensa en tres posiciones que convierte cada batalla en un acto puramente estratégico y profundamente inmersivo (además de sobradamente original en un panorama actual de videojuegos que no hacen más que perpetuar una y otra vez los mismos sistemas de juego). Por no contar otra de las maravillas del título: su posibilidad de ir «tuneando» a tu guerrero para que, a través de la estética, cada vez sea más único y original.
Desde Ubisoft ya han anunciado, por cierto, que esto es solo el punto de partida: en el futuro próximo irán cayendo nuevos mapas, nuevos trajes, nuevas armas… Y esperamos, claro, también nuevos guerreros. Al fin y al cabo, de la misma forma que no es difícil imaginar que de aquí a cinco años seguiremos pirrándonos por los memes y los gifs animados, tampoco es difícil imaginar que seguiremos viciadísimos a «For Honor«. Tiempo al tiempo. [Más información en la web de «For Honor»]