Está claro: algo ocurre en Escandinavia. Desde siempre, esta región ha ofrecido buenos grupos abarcando todos los estilos musicales, pero el boom que está viviendo en estos últimos años la escena independiente, y concretamente la sueca, es increíble. Shout Out Louds, The Mary Onettes, Mando Diao, The Sounds y jj, entre otros, conforman una lista interminable de grupos interesantes que se encargan de posicionar a Suecia como una referencia a nivel europeo en este concurrido género. First Aid Kit (de acuerdo, no es el nombre más original para un grupo) son la enésima banda prometedora proveniente del país nórdico. Se trata de un dúo formado por dos hermanas de Estocolmo, Klara y Johanna Söderberg, de tan sólo 17 y 20 años de edad, que nos ofrecen su debut “The Big Black & The Blue” (Wichita / Nuevos Medios, 2010) tras un EP que pese a quizá pecar de amateur, “Drunken Trees”, no dejó más que buenas sensaciones y ganas de escuchar algo más de estas chicas para confirmar su talento.
¡Y vaya si lo tienen! Lo que aquí se nos presenta podría venir a ser una definición perfecta de precocidad. Esta parejita, que ha confesado que hasta hace poco tiempo escuchaban a Britney Spears o Christina Aguilera, cita ahora en su MySpace toda una ristra de influencias que parten de la figura del líder de Bright Eyes, Conor Oberst, además de otros cantautores como Elliot Smith, Joanna Newsom, Johnny Cash o Leonard Cohen. Pero para explicar su sonido, no nos queda más remedio que remitirnos a los Fleet Foxes. Quizás por el reconocimiento que obtuvieron o por la cercanía temporal de ello (2008), todo en First Aid Kit recuerda a la formación de barbudos de Seattle y es posible incluso que hayáis visto un vídeo que circuló por Internet de las chicas versionando brillantemente “Tiger Mountain Peasant Song” de los americanos.
“The Big Black & The Blue“ es un debut al alcance de pocos, desgarrador y alegre a partes iguales, con canciones de gran sensibilidad apoyadas en dulces melodías y preciosas armonías vocales que se mueven principalmente en el folk, entrando en ocasiones en terrenos más country como en “Sailor Song” o “Josefin”. Comienza el disco con “In The Morning” que se plantea como una introducción a lo que vamos a escuchar, con las hermanas cantando a capella con unas voces que consiguen ponernos la piel de gallina de buenas a primeras. A partir de ahí, un total de once temas con las mismas consignas, en las que cabe destacar, a parte de los juegos vocales, las letras, que tratan todo tipo de problemas de la vida adulta posiblemente no acordes a las edades de las compositoras: amores, rupturas, traiciones, emociones diversas…todo bajo un tono de cierta amargura, pero con un mensaje final de optimismo, como en la redonda “Hard Believer” (donde cantan “It’s one life and it’s this life and it’s beautiful”) o en la triste “Ghost Town” (“Well maybe I should just turn around and walk away”).
La sensación final que perdura tras la escucha es que las hermanas Söderberg han conseguido plasmar en su primer largo toda una larga serie de influencias, folk en su mayor parte, gracias a esa sensación de fragilidad e inocencia trasmitidas por medio de unas de las voces más bonitas que he escuchado en mucho tiempo. Eso sí, si no os gustan grupos del corte de Fleet Foxes, olvidaos de First Aid Kit, porque su influencia es enorme (en ocasiones tan descarada, que parecen algo así como la versión femenina de Pecknold y compañía). Si no tenéis problema con ello, ya podéis empezar a disfrutar con estas dos adolescentes, en una nueva demostración de que el talento y la edad no tienen ninguna relación, y menos si se trata de la música.