The Weeknd fue el protagonista de la primera jornada del FIB 2017… Pero el protagonista de nuestra crónica es todo lo que pasó entre bambalinas.
El Festival de Benicàssim sigue siendo uno de mis festivales favoritos. Sí, soy consciente de que esto siempre lo decimos de todos los festivales, pero ¿qué le vamos a hacer si somos unos melómanos? Sea como sea, hay que reconocer que el FIB tiene un encanto especial, y no porque esté lleno de guiris borrachos (que también) sino porque su celebración siempre supone, por decirlo de alguna manera, la llegada oficial del verano. Ayer arrancó la 22º edición del FIB y, cómo no, ahí estuvimos para contártelo.
Con motivo de lo que ocurrió en el Mad Cool ahora hace una semana y con la sombra de una alerta de atentado, el festival estaba totalmente blindado. Menos mal, porque, tras tantas ediciones, el FIB ha vuelto a convertirse en un evento masivo que casi ha llegado ya al sold out en varias de sus jornadas. Sé que decir esto puede sonar paranoico, la verdad, pero al final la seguridad se agradece y vas mucho más tranquilo por el recinto, sin necesidad de llevar las alertas puestas. Bueno, sí, hay una alerta que siempre hay que llevar, y es que hemos sido robados pedo más de una vez en festivales. Y eso es así.
El caso es que mi jornada del jueves del FIB 2017 empezó con unos chicos de Chicago: Twin Peaks. Por decirlo de alguna forma, podría afirmar que son los The Parrots pero en versión estadounidenses. De hecho, ambas formaciones son amigas. Todas las bandas guays son amigas entre ellas… ¿¡Qué te pensabas!? De hecho, Twin Peaks también son amigos de Hinds y de Los Nastys. Pero a lo que íbamos: el concierto de estos chicos, bastante monos todos ellos (el más buenorro es Colin, el teclista, blink blink) no decepcionó en el escenario VISA, uno de los secundarios. Se nota que Twin Peaks ya llevan varias giras europeas y otras tantas por Estados Unidos. ¡Y eso que no tienen ni treinta años! Muy recomendable su garage pegadizo y su actitud desenfadada sobre el escenario.
El siguiente concierto solo podía ser el de Dream Wife. En el escenario Radio 3, la carpa blanca (no tiene mucha pérdida: es la única que hay), este trío de mujeres con batería masculino) demostró que, si te mola el rollo rrriot girl, entonces ellas te van a flipar. La islandesa Rakel Mjöll es la carimástica líder de la banda, y ayer demostró por qué es una front woman única a la hora de brillar al frente de su banda. Su mezcla de garage, punk y rock cantado en inglés hace pensar que, aunque no tengan todavía ni un disco publicado (lo están preparando), van a petarlo. Apunta: Dream Wife te molarán si te gustan las bandas deslenguadas y sucias (en el sentido musical, claro).
Y, ahora, un pequeño paréntesis: entre los privilegios de tener la pulsera de prensa está el acceso a la zona VIP y, la verdad, qué a gustito se está allá. Evidentemente, cuando vas a un festival, lo que vas es a ver conciertos y a disfrutar del ambiente. Pero, mira, si tienes una zona VIP donde puedes poder pedir alcohol sin larguísimas colas, unos baños correctos y, además, zona wifi, pues no se puede pedir nada más. Y ya sé que fuera de esta zona está lo bueno, pero con tanto adolescente borracho salido, pues a veces es mejor refugiarse aquí un rato entre show y show, a que te acose alguien de alguna marca o stand. Mucho mejor.
El gran momento de la noche llegó con The Weekend. La verdad es que, al menos yo, nunca le había visto en directo y, joder, vaya pedazo de voz. Viéndole en directo, es fácil entender el por qué de su éxito mainstream. El concierto tuvo lugar en el escenario Las Palmas, el principal del FIB 2017, y la puesta en escena fue mucho más que correcta: Abel Tesfaye cantaba en el escenario mientras, detrás de él, una pantalla gigante lucía visuales y, por encima, una plataforma (que parecía de dj) albergaba a la banda tocando. De esta forma, el divo se aseguraba que, aunque trajera músicos, el centro de atención era él y sólo él.
El año pasado, al acabar la actuación de Muse, cada uno de los miembros de la banda tenía una furgoneta esperando tras el escenario para que, en cuanto terminaran de tocar, pudieron salir pitando. Y en este FIB 2017 lo mismo pasó con The Weekend: el tipo llegó, cantó, terminó de forma abrupta e inesperada, se bajó del escenario, se metió en su Mercedes negro yyyyyy… hasta luego, Mari Carmen. Ni siquiera pisó el camerino (cosa que sí que hizo, por ejemplo, Kendrick Lamar). Eso sí, por suerte (para mi), toda su troupe de negrazos sí que se quedó en el recinto.
Así que vayamos echando el cierre de forma sintética: el directo de Bonobo fue bastante espectacular. El problema es que, a mitad de concierto (en el que, por cierto, los visuales fueron es-pec-ta-cu-la-res) a una de mis colegas le dio una bofetada un tío mientras caminaba con sus colegas y, por respeto, se impuso pasar de los conciertos mientras se arreglaba este problemilla. Pero que nadie se preocupe: mañana, más. [Más información en la web del FIB 2017]