Las respuestas de Seward a nuestro cuestionario Fast Date son las más nihilistas con las que nos hemos encontrado nunca. Pero, claro, ¿qué podíamos esperar?
Seward es una de esas bandas de las que se suele decir que están en movimiento continuo, en perpetuum mobile. Para empezar, es una de esas formaciones en la música de las cuales puedes escuchar perfectamente una voluntad de traspasar límites continuamente, de no contentarse nunca con ideas preestablecidas (de canción, de género, de accesibilidad), de explorar hacia dónde les llevan sus instrumentos más que de perseguir con esos mismos instrumentos un sonido concreto que hayan escuchado ya con anterioridad. Ni hablar. Llámenlo ustedes «huida», pero la de Seward será siempre una huida hacia adelante, hacia lugares que más tarde nos enseñarán de la manita.
No es esta la única huida o movimiento de Seward: a los barceloneses se les conoce también por alejarse continuamente de ti. Sí, de ti en concreto. O, por lo menos, alejarse de los canales habituales por los que otras bandas tratan desesperadamente de conquistarte: no tienen web oficial ni perfiles en redes sociales, y poco se conoce de los hombres detrás de la banda. Ni falta que hace. Su discurso está claro: lo importante aquí es la música, esa música que practican a modo de amplios opus en fuga continua apuntalados por ritmos, por ideas escapistas, por corsés de aire sobre los que flota ingrávida esa voz de Adriano Galante que, de acercarles a alguien, les acercaría indudablemente a Wild Beasts. Pero no. No exactamente.
Lo primero que preguntaría en una Fast Date sería: ¿Cómo podemos romper este círculo vicioso de oscilación eterna entre los pros y los contras que lleva a la razón tolerante a un punto muerto debilitador?
Sea como sea, Seward acaban de lanzar «Second Two: Chapter Home» (Foehn, 2015), que puede escucharse en el Bandcamp de la discográfica Foehn y que viene a cerrar la trilogía iniciada con «Home: Chapter One» (2011) y «Home Was A Chapter Twenty Six» (2014): un broche de oro que amplía el campo de batalla de Seward consiguiendo definirse a través de las preguntas, nunca de las respuestas. Uno de los lanzamientos más excitantes de la temporada que se merece, como mínimo, que invitemos a la banda a una primera cita en el que conocerles en la intimidad. A continuación quedan las respuestas de Adriano Galante a nuestro cuestionario Fast Date.
1. Esto es una cita rápida: descríbete en tres palabras. Con, Contra, Hacia.
2. Describe también tu música en tres palabras. ¡Nueva, libre y valiente!
3. Si pudieras obligar al mundo entero a que escuchase un disco en concreto, ese sería… ¡Todavía no se ha publicado!
4. ¿Último disco que compraste y que, además, te emocionó? «I Can’t Give You Anything But Love«, de Dean Martin.
5. ¿El disco que esperas con más ganas para los próximos meses? Ninguno.
6. ¿Qué música llevas siempre que viajas en coche? Juan Luis Guerra, Los Tres Tenores y Violadores del Verso.
7. Hay un disco de tu mayor ídolo que no te gusta nada pero que siempre defiendes por lealtad. Y ese disco es… Ninguno… Muerte a los Ídolos.
8. ¿La red social que no entiendes y en la que nunca te crearías un perfil? Tinder.
9. El primer póster que pegaste en la pared de tu habitación era de… las Spice Girls.
10. ¿En qué festival o concierto te avergüenzas de no haber estado como espectador? ¡En ninguno!
11. La cosa más rara que te ha pasado en un concierto (tuyo)… Todo, siempre.
12. ¿Una canción, película o libro inconfesable? No hay.
13. ¿Serie de TV favorita? «Doctor en Alaska«.
14. ¿Con qué personaje de ficción te lo montarías? Con ninguno.
15. ¿A qué celebridad muerta habría que resucitar? A ninguna.
16. ¿A qué personaje real (que no sea tu pareja) elegirías cuando se acabara el mundo para acabar solos y mejorar la especie (o no)? A ninguno.
17. Algo que no puede faltar nunca en tu casa… Libros.
18. Algo que nunca entraría en tu casa… No saben lo que se pierden.
19. Sientes un flechazo inmediato ante las personas que… No hacen preguntas estúpidas.
20. Lo primero que preguntarías en una Fast Date sería… ¿Cómo podemos romper este círculo vicioso de oscilación eterna entre los pros y los contras que lleva a la razón tolerante a un punto muerto debilitador?
[FOTO: Pablo Leoni]