Letras de otro mundo, pop de ese que cambia de forma (y de idea)… Lo de Hazte Lapón es cada vez más grande, y por eso les entrevistamos en este Fast Date.
En un país como el nuestro, en el que la música no suele ser un oficio sino un hobby al que se le dedican los tiempos muertos escamoteados a otras profesiones, en el que tenemos tradiciones sagradas como el tonti-pop más banal o la nueva ola de garage en la que no hay «canciones» sino «puñetazos», en el que la única industria musical se está dedicando a repetir patrones sin alma… En un país como este, siempre faltarán propuestas como las de Hazte Lapón. Para empezar, por algo realmente básico: escasean en nuestra escena letristas tan brillantes como Manuel González Moliner. Ahora que estamos huérfanos de la genialidad de Manolo Martínez (Astrud), se agradece que alguien se dedique a abordar sus líneas como quien trabaja en un laboratorio en el que experimentar con palabras, frases, rítmica, tropos, figuras retóricas y múltiples capas de sentido. Y todo ello sin perder de vista ni la sensibilidad ni el sentido del humor.
Es este un arte en desuso al que ese mismo desuso convierte precisamente en algo que hipnotiza, que subyuga: un canto de sirena en el que la sirena es una bibliotecaria sexy que te quiere arrastrar hacia un mundo del culteranismo popular. Un arte en el que, además, las palabras flotan sobre un colchón de aire adicto a la mutación, a la transformación, al cambio proteico de forma para hacer más fuerte un fondo que se mantiene intacto, cada vez más fuerte. Las canciones de Manuel González Moliner y Saray Botella son como abrigos de diferente pelaje que van alternando dependiendo de las inclemencias del tiempo: a veces se cubren con un manto de pop soleado, otras visten ropajes antiguos de copla y corazón, la mayor parte del tiempo prefieren quedarse desnudos en un ejercicio de depuración muy cercano al folk pero con una elocuencia chispeante impropia de los barbudos leñadores siempre apesadumbrados.
Tengo muy poca lealtad a los ídolos y hablo mal de ellos sin sentirme demasiado culpable.
Ahora me doy cuenta de que todo lo dicho podría conducir hacia una de esas frases rotundas que tanto nos gustan a los periodistas: Hazte Lapón son algo así como los Magnetic Fields españoles. Y, aunque es una sentencia con gran parte de razón (y, por mucho que me atenga a esta táctica lateral, resulta que ya lo he dejado por escrito), resulta imposible no pensar que hay mucho Hazte Lapón más allá de la comparación con Magnetic Fields. Por ahora, y tras la carambola con la que han concatenado lanzamientos tan tremendos como el EP «El Traje del Emperador» (Discos de Kirlian, 2015) y los singles «Hushpuppy» (El Genio Equivocado, 2015) y «Cómo Funciona Un Corazón» (El Genio Equivocado, 2015), lo único que podemos hacer es esperar ese largo que llegará en los próximos meses si todo va sobre lo previsto. Eso sí, ¿qué mejor forma de pasar el mono que con esta entrevista en forma de Fast Date que le hacemos a Manuel González Moliner?
1. Esto es una cita rápida: descríbete en tres palabras. No soy así.
2. Describe también tu música en tres palabras. Pop para Adultos Sensibles.
3. Si pudieras obligar al mundo entero a que escuchase un disco en concreto, ese sería… «Remain in Light» de Talking Heads.
4. ¿Último disco que compraste y que, además, te emocionó? «Carrie & Lowell» de Sufjan Stevens.
5. ¿El disco que esperas con más ganas para los próximos meses? Que saque uno, por sorpresa, La Estrella de David.
6. ¿Qué música llevas siempre que viajas en coche? A ABBA.
7. Hay un disco de tu mayor ídolo que no te gusta nada pero que siempre defiendes por lealtad. Y ese disco es… Tengo muy poca lealtad a los ídolos y hablo mal de ellos sin sentirme demasiado culpable. Diré que defiendo que Astrud sacaran “Lo Nuevo” cuando no había necesidad, porque “Lo Popular” es una genialidad que evita que sea un ejercicio de nostalgia.
8. ¿La red social que no entiendes y en la que nunca te crearías un perfil? Muchas. Tumblr, por decir una.
9. El primer póster que pegaste en la pared de tu habitación era de… Claudia Schiffer. Intentaba presentarme en casa como hombre adscrito al deseo carnal, por si había dudas.
10. ¿En qué festival o concierto te avergüenzas de no haber estado como espectador? En el concierto en el que Andy Partridge, de XTC, tuvo un ataque de pánico y dejó de tocar para siempre. Pero calculo que entonces tenía yo 6 años y ni siquiera había oído hablar de ellos.
11. La cosa más rara que te ha pasado en un concierto (tuyo)… Perder los instrumentos en un taxi el día antes.
12. ¿Una canción, película o libro inconfesable? Nunca me pierdo «Philadelphia» cuando la ponen en la tele. Hard drug.
13. ¿Serie de TV favorita? Suena obvio, pero no creo que se haya hecho una serie más impecable que «Los Soprano«. Cuando la comparan con «Breaking Bad» me entra la risa…
14. ¿Con qué personaje de ficción te lo montarías? Con Leela, de «Futurama«.
15. ¿A qué celebridad muerta habría que resucitar? A Jacques Lacan, pero sólo un ratito, que dijera un par de cosas sobre el presente y volviera al sobre. Y, luego, los exégetas, a interpretar lo dicho…
16. ¿A qué personaje real (que no sea tu pareja) elegirías cuando se acabara el mundo para acabar solos y mejorar la especie (o no)? A Miranda July.
17. Algo que no puede faltar nunca en tu casa… Música. Y créeme, esto es una fuente de conflicto doméstico.
18. Algo que nunca entraría en tu casa… Un hipster. Uno de los de verdad.
19. Sientes un flechazo inmediato ante las personas que… saben mucho.
20. Lo primero que preguntarías en una Fast Date sería… ¿Vas al psicoanalista?