El video de «Doompy Poomp» hace pensar que Skrillex es más inteligente de lo que hace pensar su peinado de mierda… No puede ser casual que los directores sean Fleur & Manu.
Permítanme ustedes un momento rollo «true story«: hace un par de años, Skrillex actuaba en el Sónar como cabezón de cartel y, oye, como que a mi me apetecía verlo. Puede que no sea el mayor fan de su música, pero lo cierto es que me picaba la curiosidad de un forma extrema… La cuestión es que conseguí arrastrar a todos mis amigos hasta el escenario principal, que es donde actuaba Skrillex, y a los diez minutos me di cuenta de que estaba completamente solo: mis colegas habían ido desertando uno a uno alegando que no soportaban lo que allá estaba ocurriendo. Así que me fui a otras cosas (a Hot Natured, si no recuerdo mal).
Ahora, dos años después, tengo que reconocer que me arrepiento de aquella decisión (por mucho que Hot Natured partieran la pana): a partir de entonces, muchos fueron los que me bañaron el oído con alabanzas no sólo hacia aquella actuación «beyond» la modernidad, sino que también han sido múltiples las voces cercanas que me han soplado que este chavalín es más inteligente de lo que hace pensar su peinado de mierda y que, sobre todo, tiene una visión de las cosas mucho más interesante de lo que podría hacer parecer su música.
Si ahora digo todo esto es porque el videoclip de su nuevo single, «Doompy Poomp«, me ha traído a la cabeza todos estos halagos hacia Skrillex: no puede ser casual que los directores de la pieza sean Fleur & Manu, que ya se han marcado clips icónicos para gente como M83, The National o MOVEMENT. En esta ocasión, recurren a «El Día de la Marmota» como referencia a la hora de poner a un tipo claramente redneck (con sus mullets y todo) en una trama en la que, día a día, intenta conseguir un préstamo en el banco. Poco a poco, la cosa se va de madre en un tono que recuerda mucho a Quentin Dupieux y sus «Wrong Cops«… Sea como sea, el video es una nueva muestra de que Skrillex es más inteligente de lo que muchos pensábamos. Y, sobre todo, una cosa me queda clara: aunque tenga que hacerlo en soledad, en este Sónar 2015 no me pierdo a Skrillex.