Dos cosas sorprenden (y subyugan) cuando ves a Omar Souleyman en directo: por un lado, el carisma y la presencia escénica de este hombre (sobre todo sus palmas hieráticas, su otro gesto como de animar y jalear a las masas para que bailen y los largos «eeeeeehhhhhhh» con los que rompe la barrera idiomática e incita al despiporre sea cual sea tu lengua); y, por el otro, el virtuosismo del tipo del organillo, que toca a unas velocidades que no son ni medio normales. El videoclip de «Warni Warni» incluye estos dos factores que hemos aprendido a adorar en Souleyman, pero incorpora un tercero a tener muy en cuenta: una muy surrealista afición del artista sirio por los cromas más baratos y más tremendos que hemos visto en mucho (muchísimo) tiempo. Así, sin venir a cuento, el video de «Warni Warni» planta a Omar haciendo sus pasitos y sus arengas en lugares turísticos del mundo entero, algunos tan poco afortunados como la cabeza de la Estatua de la Libertad (se prevé una ola de pánico anti-terrorista en tres, dos, uno…) o un transbordador espacial. Hay que ser fan.
Lo jodido es que es muy difícil determinar si la pieza dirigida por Cali Thornhill Dewitt va en broma (con toneladas de auto-ironía) o va en serio, porque hay que reconocer que molan bastante esos otros planos de Souleyman fumando en un tejado mientras unos tipos y unas tipas engalandos de forma muy tradicional bailan como si no hubiera un mañana. Sea como sea, y por si todavía no te has enterado, «Warni Warni» es el segundo single de adelanto del que será el nuevo disco de Omar Souleyman, que se titula «Wenu Wenu» (Ribbon Music, 2013) y que ha sido producido ni más ni menos que por Kieran Hebden (Four Tet). Y aquí estamos, redefiniendo la palabra «locurón».