Que alguien nos explique por qué está flipando todo el mundo con la «Anaconda» de Nicki Minaj… A nosotros nos parece incluso elegante (dentro de lo que cabe).
Ayer mismo supongo que todos vivimos más o menos lo mismo: los timelines de nuestras redes sociales predilectas se vieron inundados de gente posteando el nuevo video de Nicki Minaj acompañado de comentarios jocosos del tipo «qué fuerta es esta tía», «Nicki eres una ídola» o «Minaj for president». Todos parecían coincidir en que la señora había rizado el rizo y que había superado las cimas de surrealismo estético a las que nos tiene acostumbrados esta mujerona de culo gordo (dicho con todo el amor del mundo sabiendo que a ella le encantaría escucharlo).
Pero, sintiendolo mucho, tengo que preguntar: ¿a qué venía tanto revuelo? Teniendo en cuenta que Nicki Minaj nos había acostumbrado a la esquizofrenia a todos los niveles (estético, cromático, psícológico, musical…), lo de «Anaconda» habría que entenderlo más bien como una reducción de su nivel de locura del chocho. Puede que esté diciendo en voz alta una locura, pero es que en este videoclip a la Minaj incluso se la ve elagante: sus outfits son de órdago sin necesidad de provocar un sangrado en nuestros ojos, e incluso su afición por el rosa capilar se ve reducida en muchos puntos (en casi todo el videoclip vemos a una Nicki morenaza).
Sea como sea, resulta que «Anaconda» es el primer adelanto de «The Pink Print«, que será ese nuevo disco de Nicki Minaj que muchos estamos esperando pero que se resiste a darnos una fecha de estreno en concreto. Se dice se comenta que podría llegar hasta nosotros a finales de año. Y la verdad es que, visto el ejercicio de enfoque estético que está realizando la artista, podemos esperar cualqueir cosa de este disco. Pero, ojo, que he dicho «enfoque», no «adocenamiento», y «Anaconda» sigue teniendo dinamita para dar y para tomar en lo musical. ¡Ah! Y si de dinamita hablamos, que le metan un cartucho en el culo a Drake, porque no se entiende qué pinta en este tinglado.