Lana del Rey se viste de novia (¡de blanco!) para el videoclip de su nuevo single, «Ultraviolence»… Ah, y también se come una naranja. Muy fuerte.
A ver, al final la cosa no se ha saldado ni con un convenir masivo en que Lana del Rey es un valor seguro de la música actual ni con una decepción absoluta que nos haga retractarnos de todo lo que habíamos dicho anteriormente de la mujer a unos labios ensiliconados eternamente pegada. Tampoco es que haya habido una polémica absoluta entre detractores y defensores, pero no se ha dado el caso de una ambivalencia extrema al respecto del lanzamiento de «Ultraviolence» (Interscope, 2014). Vamos, que el segundo álbum de Lana del Rey se ha saldado con unas tablas, con un empate que no nos lleva ni hacia adelante ni hacia atrás, pero que sí que nos ha arrojado un buen puñado de temas más que interesantes que nos tendrán hablando sobre la white trash diva durante varios meses.
Uno de esos temazos más incontestables es, no hay ninguna duda al respecto, ese «Ultraviolence» que da título al disco. Y, para celebrar su lanzamiento oficial, ¿qué mejor forma de pillar a su colega Francesco Corrozzini para que se marque un video en la estela típica de Lana del Rey? Eso significa: muchos planos con filtros de Instagram en los que sólo hay una protagonista, ella misma, pero con mucho difuminado, mucho ruido y mucha intención de dejar claro que esto ha sido grabado con una cámara antigua. Que la del Rey es vintage hasta para esto. Como highlights, destaquemos esos planos de ella mordiendo la mano del que graba y, por encima de todo, ese momento que no viene a cuento de nada en el que Lana se come una naranja y responde a algo que nos preguntábamos desde hace tiempo: ¿puede comer la diva con esos labios? Sí, puede. Pero es un espectáculo grotesco.