Que vaya por delante que a nosotros el «Roar» de Katy Perry nos parece un temarral de tomo y lomo… No en vano, lo escogimos como nuestra segunda canción del verano 2013 en este top. Otra cosa que tiene que ir por delante: el lyric video con el que se presentó «Roar» nos parecía realmente fetén, con aquellos emoticonos de WhatsApp animados de forma que nos hacían desear que existieran de verdad. Pero el video oficial del tema, sin embargo, nos ha devuelto a la cruda realidad: Katy Perry es una mamarracha de cuidado. Y eso es así. Porque por un momento, con semejante temazo en las orejas y el mencionado y medianamente cachondo lyric video, habíamos llegado a pensar que la Perry podía ser irónica sobre sí misma, un poco como una Lily Allen sin necesidad de llegar a extremos destroyer. Pero no. A la mierda con nuestras ilusiones.
Y es que el videoclip oficial de «Roar«, dirigido por Grady Hall y Mark Kudsi, demuestra de todo menos capacidad para la auto-ironía: aquí hay mucha voluntad de salir buenorra a costa del exceso del retoque fotográfico (esa tonalidad de piel es digna de un catálogo de Titanlux y, de hecho, nos extraña que el copyright no pertenezca a la reina del retoque vidoeclipero: Mariah Carey), también hay una extraña capacidad para lucir estilismos dignos de la peor pesadilla de una bacala en la Stradivarius. Pero lo peor de todo es la capacidad para la tontada absurda como pintarle las uñas a un elefante o hacerse selfies con un monicaco. Es que sólo hace pensar: ¿qué pasaría se Lily Allen cayera en la jungla? Pues que convertía «El Libro de la Selva» en «Saló o los 120 Días de Sodoma«. Así que nos retractamos: lo peor no es lo dicho… Lo peor es que Katy Perry consigue que un temazo como «Roar» sea menos temazo por culpa de un videoclip tan chungo.