David Lynch es un artista total. Y eso es así. El tipo no concibe su arte como algo que competa sólo a un área de la cultura, sino que se atreve con cualquier medio que le apetezca. De hecho, también podríamos decir que David Lynch es una isla. E incluso una serpiente que se muerde la cola. Un artista con un universo propio y cerradísimo que se alimenta a sí mismo… No estamos descubriendo nada nuevo y es algo que quedó bien claro con su álbum «Crazy Clown Time» (PIAS, 2011). De hecho, es algo que reitera Lynch dirigiendo el video para el tema titular de ese disco: «Crazy Clown Time» es una canción con una narrativa propia que el director ha sabido plasmar en imágenes plenamente identificables con el universo del autor de «Mullholand Drive». Rubias white trash, paletos embrutecidos, nocturnidad y alevosía, mal rollo ambiental, fuego y escupitajos… Tan Lynch que hace daño. Tan Lynch que es imposible apartar la vista por mucho que dure siete minutos.