El año pasado, Bonnie «Prince» Billy lanzó un disco homónimo que pasó un poco desapercibido… Puede que el video de «Bad Man» le reporte la atención que se merece.
El año pasado, a Will Oldham puede que se le fuera un poco la olla en lo que respecta a su concepción de la industria musical. En el pasado, ya había dado unas serias muestras de desdén hacia la promoción de su propia música: el hombre que nunca concede entrevistas decidió concederlas a tenor de su «Beware» (Drag City, 2009) tan sólo para probarle a su discográfica que, por mucho que entrara en el juego de la promoción, no iba a vender más discos. Así fue. Parece probado y comprobado que Bonnie «Prince» Billy tiene el público que tiene, y no hay promoción que valga para hacerle ganar nueva parroquia. Pero una cosa es no entrar en el juego de la promoción y otra cosa es sudar directamente de las discográficas. Todo lo dicho viene a cuento porque el año pasado Oldham lanzó un disco bajo el título de «Bonnie «Prince» Billy» (Royal Stable Music, 2013) que sólo se podía adquirir en la gira del artista y que lanzó él mismo en su propio sello, Royal Stable Music.
¿El resultado? Que pasó bastante desapercibido. Injustamente desapercibido, añadiría si me permiten ustedes ponerme subjetivo. Y es que «Bonnie «Prince» Billy» es una atemperada y preciosa sucesión de canciones desnudas, desundísimas, que merecían mucha mejor suerte y una repercusión muchísimo mayor. Tomemos por ejemplo esta «Bad Man» que ahora, tanto tiempo después, llega hasta nosotros en forma de video: una pieza en la que vemos a Oldham cantando, tocando y acariciando a un perro superpuesto por encima de imágenes de ese mismo perro (o no) paseando por la calle con una máscara de viejo. El clip, dirigido por Claudia Crobatia, es un rato freak, pero eso no quita que la canción sea una joyita, una miniatura que nos devuleve al Oldham más íntimo y esquelético. A ver si, con un poco de suerte, esta pieza le reporta a «Bonnie «Prince» Billy» la atención que se merece.