Seguimos buscando la hamburguesa pluscuamperfecta en la ciudad de Barcelona… Y tenemos que reconocer que lo de Nice People se acerca bastante.
Quitémonos por un momento la piel hipster y colguémosla en la entrada de nuestras casas… Porque esto va en serio. Estamos tan acostumbrados a mirar todo lo que ocurre en la ciudad de Barcelona por encima del hombro que, al final, acabamos incurriendo en todo un conjunto de prejuicios tipificados que actúan como aquellos míticos (y puñeteros) árboles que no te dejan ver el bosque. Y es que, al fin y al cabo, si abro este artículo diciéndote que voy a hablarte sobre una de las mejores hamburguesas de Barcelona, tu respuesta será torcer la cara con un gesto de «esto ya lo hemos superado«. Si, por otra parte, decidiera poner el acento sobre los productos naturales y de proximidad, mirarías hacia otra parte y exclamarías «next!» de forma más que categórica.
Y, oye, no te culpo: en los últimos tiempos, tanto desde la propia gastronomía barcelonesa como desde la prensa especializada hemos abusado de estos dos conceptos hasta la saciedad. Pero repito: por mucho que sean dos conceptos que llevan un buen tiempo sobre la mesa, cuando llega alguien y pega un buen golpetazo sobre la tabla y hace saltar esos conceptos, habrá que prestarle atención, ¿no? Ese es el caso de Nice People, un nuevo restaurante situado justo donde Rambla de Catalunya cruza con Rosselló (para ser más específicos: en el número 235 de la calle Rosselló), casi tocando ya con la Diagonal pero a un tiro de piedra del centro de la Ciudad Condal: ideal cuando estás de paso durante el día, ideal para empezar la noche y saltar a cualquier otra zona de la urbe.
Lo primero que sorprende al entrar en Nice People es el propio espacio: si llegas hasta allá esperando encontrar una hamburguesería típica y tópica, lo primero que vas a encontrar va a ser más bien una panadería (lo que tiene mucho sentido al tratarse este de un restaurante que aplica un alto control de calidad artesana a todo el proceso, incluso al del pan: ellos hacen su pan, lo utilizan en sus hamburguesas… y también lo venden). Una vez superas el espacio de la panadería, ideal por otra parte para desayunos y meriendas (y brunchs, claro), encontrarás un espacio donde prima la madera como material cálido y acogedor, las luces indirectas y los techos altos. Diferentes tipos de mesas están dispuestas en el local para acoger diferentes tipos de comensales y grupos de diverso tamaño. El resultado final es un espacio confortable y acogedor, fresco sin ser juvenil, desenfadado sin perder elegancia.
Un espacio que, al fin y al cabo, es un espejo perfecto para la gastronomía que se practica en Nice People: el punto de partida de los productos naturales y de proximidad es el alma de una cocina en la que todo el proceso de cocinado se aborda como una labor de artesanía pura y dura. Desde el mencionado pan (repetimos: que hornean ellos mismos) hasta la carne de buey de primera calidad pasando por las patatas fritas cuidadosamente seleccionadas, todo en Nice People está al servicio del resultado final: unas hamburguesas que consiguen algo tan difícil en Barcelona como innovar en un panorama en el que parece que cualquiera puede hacer hamburguesas «gourmet». Al final resulta que no todo el mundo puede, pero en Nice People las bordan, con preparaciones tan interesantes como «la de Cabra» (con carne de buey, queso de cabra, cebolla confitada, rúcula y coulis de frutos rojos), «la Salvaje» (con carne de buey, salteado de setas, caviar de berenjena, espárragos salteados y mayonesa con mostaza) y la fundamental «Nice People» (con carne de buey, queso Cheddar, patata paja, mezcla de tomate seco y huevo). Ojito, además, con futuras adiciones al menú como esa (magistral) hamburguesa de codillo que algunos ya hemos podido probar y que tarde o temprano acabará añadiéndose oficialmente a la carta.
Para acompañar la experiencia, en Nice People puedes acompañar tu hamburguesa con diferentes acompañamientos, ensaladas o diferentes platos del día que dependen del producto de temporada y de lo que haya en el mercado (siguiendo así con la filosofía de proximidad del restaurante). Tampoco hay que perder de vista las cervezas (con algunas etiquetas artesanas más que interesantes) y una carta de postres pequeña en extensión pero gigante en su capacidad para inundar el paladar de puro placer dulce. Al fin y al cabo, también hay que pensar que Nice People lleva abierto poco más de un mes y que estamos viendo tan sólo los primeros pasos de un restaurante que promete aprender a andar rápido y echar a correr más rápido todavía. Si no has pasado de la intro, de las hamburguesas y los productos naturales, sólo puedo decir una cosa: your loss! Para el resto: bienvenidos a este club de Nice People que promete ser muy pero que muy concurrido.