En pleno corazón de Gràcia abrió hace unos meses Momos, un pequeño spot homenaje a la comida asiática… pero en formato tapa. En su carta no hay ni rastro del arroz tres delicias y del sushi no se adivina ni su sombra, Momos arriesga por lo menos manido de este tipo de cocina (con cierto énfasis en la tailandesa) y nos lo ofrece de una forma que podamos entender y disfrutar en estas latitudes: picando un poquito de allí y de allá. De esta forma, es bien fácil catar gran parte de su cuidada carta que se estructura en pequeñas tapas que, sorprendentemente, están genial de precio y son de una calidad notoria: con productos importados y frescos -y también de temporada- , lo que afecta muy positivamente al resultado final.
En medio de los bares del barri y locales de toda la vida, llama la atención su pequeñita entrada y su decoración de restaurante a la antigua usanza oriental, sus dos plantas son acogedoras e incluso tiene reservado para grupos. El ambiente es cálido y merece la pena ir con tiempo para degustar todas las tapas que ofrece: tres tipos de sopas distintos, tataki de ternera, curry de vegetales… Su carta, aunque no muy extensa, sí es bastante completa y supone una estupenda incursión en la cocina asiática original, asequible y cercana.
Un nuevo punto caliente gastronómico junto con otros como Kibuka o Nomo que añadir a la estupenda ruta oriental que desde un tiempo viene confirmando Gràcia como da place to eat.