Hay un nuevo hot spot en Barcelona: Chivuo’s. Ya era hora de que alguien juntara las mejores hamburguesas (y bocadillos) con las mejores cervezas…
Cualquiera podría pensar que era cuestión de tiempo… Pero lo que yo pienso (y me pregunto) es más bien otra cosa: ¿por qué ha tardado tanto en ocurrir? La cuestión es que dos de las grandes locuras del movimiento foodie barcelonés de los últimos tiempos han sido las hamburguesas y sandwiches gourmet por un lado y la cerveza artesana por el otro. Y, de hecho, tanto tú como yo podríamos nombrar un par de sitios donde puedes acompañar tu hamburguesa con un par de birras crafties (aunque tampoco haya mucho donde elegir) y otro par de cervecerías en los que la bebida por excelencia es acompañada por una propuesta gastronómica interesante (que nunca osa ni tapar ni sobrepasar las excelencias de los brebajes servidos).
Pero ahora en Barcelona por fin tenemos a Chivuo’s, un espacio situado en el número 175 de la Calle Torrent de l’Olla, en una de las arterias del barrio de Gràcia, donde hamburguesas (y periferias) van de la manita de la mejor cerveza. Y cuando digo «de la manita» quiero decir «de la manita». Fifty fifty. A pachas. Como queráis llamarlo. Es esta una relación que ya queda totalmente definida en el propio espacio de Chivuo’s: si tenemos en cuenta las tres paredes que cierran el local (sin contar la de la entrada, claro), en una hay un inmenso y sublime mural con una ilustración muy loca que homenajea el street art del nuevo siglo (a mi me recuerda a la obra de Jeremy Fish), en el otro están las cervezas del día (que suele ser una selección de cinco más algunos habituales del local) y en la pared que sobra por encima de la cocina -totalmente a la vista- están las propuestas gastronómicas.
¿Qué tiene todo esto en común (sí, incluso el mural)? La vocación street. Desde Chivuo’s afirman que tanto la comida (una selección de cinco bocadillos diferentes) como la cerveza tienen vocación callejera y son un homenaje directo al working class hero. Imposible no creerles cuando te encuentras en el interior de este local de mesas de madera, paredes negras y un feeling innegable a taberna postmoderna lejos de la asepsia hipster y mucho más cercana a la accesibilidad de «barrio» (pero, reitero, un barrio de nuevo siglo). De hecho, en Chivuo’s dicen otra cosa que hay que tener en cuenta: que el proyecto es idea de Juan y Ale, dos barbudos de pro que decidieron ponerle este nombre al lugar en honor a la chiva (es decir, la barba). «La chiva es símbolo de experiencia, de historia, de intriga y sabiduría, cualidades que sabemos, con certeza, tienen la comida de la calle y la buena birra«, afirman. ¿Alguien ha dicho «la cuadratura del círculo»? Pues eso.
Pero centrémonos en lo que nos interesa: la birra y la cerveza. O, como dicen Juan y Ale, «good food & good beer«. Es necesario empezar por la cerveza por lo que tiene de experiencial: en Chivuo’s no se trata de entrar y pedir lo primero que se te pase por la cabeza. Desde tu primera visita, observarás cómo el proceso de elección de tu birra es algo que tendrás que hacer de forma sesuda y meditada, para lo que los camareros te irán ofreciendo pequeños sorbos en minúsculos y preciosos tarritos para que des con tu variedad pluscuamperfecta. Una vez tengas la tuya, te será servida en una de esas copas con forma de tarro de mermelada que tan de moda se están poniendo últimamente pero que aquí tienen más sentido todavía por eso de hacer referencia a un tiempo, el de la ley seca, en el que beber alcohol era algo callejero, peligroso y seguramente muy propio de barbudos.
Por último, si era necesario empezar por la cerveza por lo que tiene de experiencial, es más que necesario acabar por la comida por lo que tiene de excepcional. Repito: sólo hay cinco opciones, y no suelen variar. Pero las cinco opciones son realmente sublimes: la hamburguesa Chivuo’s (con carne de ternera, confitura de cebolla, bacon crujiente y provolone), el Tuna Melt (con una fresca ensalada de atún con mayonesa y cheddar fundido), el Grill Chicken Sandwich (dándole la vuelta al sandwich de pollo con una pieza a la parrilla con tomate fresco, cebolla y alioli de aguacate), el Philli Cheese Steak (¡ya era hora de que alguien hiciera en Barcelona un Philli Cheese Steak tan magnánimo como este!) y el Pulled Pork (cerdo cocido a baja temperatura con salsa barbacoa de la casa y ensalada de col agridulce… y, si alguien me pregunta, mi favorito absoluto). Puede que Juan y Ale digan que esto es comida callejera, pero yo digo que es comida celestial acompañada de bebida de los dioses. ¿Que me estoy poniendo magnánimo? Vosotros probad la propuesta de Chivuo’s y luego decidme si sois capaces de no poneros magnánimos al recomendarlo a vuestros colegas.