POSSESSION (SAPI). No es la primera vez que Brillante Mendoza está presente en el Festival de Sitges: ya hace algunas ediciones que su «Kinatay» demostró a muchas otras cintas de supuesto «terror» que el horror, a veces, se consigue más con el fuera de plano y con la ponderación pluscuamperfecta de la tensión dramática. Y, sobre todo, con cargas de realidad. Porque, al fin y al cabo, «Kinatay» no era una película de ficción propiamente dicha, sino que retrataba una realidad del lumpen filipino más oscuro. Este año, sin embargo, Mendoza sí que abraza por completo el cine de género con «Possession (Sapi)«, un film en el que dicen que el director abandona su estilo crudo y seco, como una crónica social en alta definición, para embarcarse en la aventura de rodar una película de posesiones que, además, también puede entenderse como una crítica a los medios de comunicación de masas. Y si Brillante Mendoza ya consiguió meterte el canguelo en el cuerpo cuando tan sólo estaba intentando ser verosímil y realista, imagina lo que puede llegar a conseguir cuando realmente intente meterte canguelo en el cuerpo. [Raül De Tena]
THE ZERO THEOREM. Un Terry Gilliam casi autoreferencial lleva aún más lejos su particular barroquismo, aquí casi por momentos paródico, en el periplo distópico del ¿desquiciado? genio informático Qohen Leth (Christoph Waltz) atrapado en la ¿resolución? de un teorema que pueda darle la clave de su propia ¿identidad? Como ven, muchos interrogantes en esta reflexión infinita sobre el individualismo, que ha polarizado radicalmente a la audiencia. Habrá que verla para dar un veredicto con elementos de juicio. [DMDLH]
WHY DON´T YOU PLAY IN HELL. Sion Sono, después de su sosa «The Land of Hope«, vuelve a la carga con lo que mejor saber hacer: violencia extrema, perversiones de todo tipo y ese humor tan negro como Kunta Kinte que tanto nos gusta. «Why Don’t You Play in Hell «es la mezcla perfecta de sangre, yakuzas, amor y meta-cine. Un cóctel explosivo del mismísmo director de «Love Exposure» que apunta a ser de lo mejor del festival. Vamos, si yo tuviese que quedarme con sólo una película del todo el cartel del Festival de Sitges 2013, definitivamente sería esta. Clásico y obra de culto instantánea. [MA]