No es de extrañar que el 44 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya (que este año se está celebrando en Sitges del 6 al 16 de octubre) te pille por sorpresa: hace poco más de un mes que volviste de vacaciones, vas viendo las noticias y las confirmaciones de este festival que te hacen pensar que qué guay será cuando llegue y, de pronto… ¡zas! ¡Ayer fue la sesión de inauguración y hoy el Festival de Sitges ya está funcionando a plena potencia! Así que, si no te ha dado tiempo de prepararte un itinerario y de seleccionar tus favoritas, desde la redacción de FPM queremos ponértelo fácil: aquí van las 10 películas (+ un bonus) que no nos perderemos por nada del mundo durante el Festival de Sitges 2011. Una selección personal e intransferible… pero también imprescindible.
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THE ARTIST. Una de las pelis más esperadas de Sitges, de las que empiezan a sonar en la larga carrera de los Oscars, es «The Artist«. Michael Hazanavicius hace de su capa un sayo y, en pleno 2011, cuando resuenan los tambores del 3D por doquier, nos planta una película sin diálogo y en blanco y negro. «The Artist» nos cuenta el trauma que supuso para muchos actores pasar del mudo a los talkies como ya hizo la memorable «Singin’ in the Rain«. Dos actores desconocidos entre nosotros, Bérénice Bejó (esposa de Hazanavicius) y Jena Dujardin (premiado en Cannes con la Palma de Oro al mejor actor) junto a John Goodman y Penelope Ann Miller son los protagonistas de esta anacrónica y atrevida aventura cinematográfica. Ya se que así, a bote pronto, suena a tostonazo “retrospecter” en medio de tanto zombie y tanta vampira lesbo; pero, de verdad, yo le daría una oportunidad más que justificada a esta rareza cinematográfica. [Déborah Camañes]
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DRIVE. A estas alturas, no creo que nadie se atreva discutirle a «Drive» el título de la película-estilo de la temporada. Por si quedaba alguna duda, echadle un vistazo a este enlace que recoge cinco temazos que se pueden oír en la cinta de Nicolas Winding Refn. Para aquellos a los que sacarnos el carné nos costó sangre, sudor y lágrimas y a los que nos asusta conducir a más de 50, no hay nada más fascinante que seguir las andanzas de un especialista que por las noches se transforma en conductor de atracos nocturnos. Si además este tipo habla, respira y guiña los ojos como Ryan Gosling, entonces la adrenalina se dispara. [Ibán Manzano]
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JANE EYRE. La pregunta es: ¿hacía falta otra versión del clásico de Charlotte Brönte existiendo ya una versión con Orson Welles haciendo de Rochester? La respuesta, posiblemente, sea no. Y más allá todavía: ¿tiene la «Jane Eyre» de Cari Fukunaga algún otro atractivo aparte de ver a Michael Fassmember en plan morlaco victoriano con patillas y levita? De momento no sabemos si la respuesta a eso sería que tampoco. Por eso merece mucho la pena acercarse a la premier en nuestro país de este film en el Festival de Sitges. Por eso y porque el texto de la Brönte es una delicia literaria de muy buen adaptar al cine y parece ser que Fukunaga ha conseguido destilar el espíritu fantástico y separarlo como grano de la paja de la apasionada historia de amor que sirve de hilo conductor. Esta versión, oscura y gótica hasta las trancas, parece representar en la pantalla toda la oscuridad y moho que desprende esta universal historia y le da un giro a la narración lineal a base de flashbacks. Mia Wasikowska -muy bien acostumbrada a llevar capas y capuchas- construye una heroína que palpita entre la determinación y el deber y que se aleja del sanbenito feminista que un día le colgaron al personaje protagonista para encarnar a una Jane Eyre apasionada y torrencial. Osea que: costume dama + ambientación gótica + Michael Fassmember en plan divo decimonónico = winner de obligada visión. [Estela Cebrián]
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KILL LIST. «Kill List» es, sin lugar a dudas, una de las películas que más van a dar de que hablar en la presente edición del Festival de Sitges y una de las cintas que hay que ver sí o sí durante los próximos días. Es difícil, por no decir imposible, clasificar a esta cinta británica dentro de un solo género: va desde la comedia negra al thriller pasando del drama familiar al horror más puro, además de permitirse tantear con subgéneros recientes como el torture porn. A todo esto, el punto de partida de «Kill List» no puede ser más sencillo: un padre de familia con muchas deudas que pagar se verá forzado a trabajar como asesino a sueldo para un misterioso cliente a cambio de una importante suma de dinero. A partir de aquí, la película nos sumerge en el peculiar infierno que vivirá el protagonista en los varios episodios que componen la historia… Ben Wheatley ofrece con su segunda obra una película sugerente, fascinante e inquietante a partes iguales, que toma el cine de David Lynch como referente en lo que respecta al tratamiento de lo atmosférico sin que ello lastre la cinta en ningún momento. Es esta una obra totalmente imprevisible, en la que prácticamente todos los diálogos fueron fruto de la improvisación de los propios actores (por cierto, todos ellos excelentes). [Àlex Aviñó d’Acosta]
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TATSUMI. Puede que «Tatsumi» no sea la película del Festival de Sitges que ponga palote a los que van a pegarse un atracón de vísceras y experiencias intensas… Pero sí que nos hace felices a todos aquellos que sabemos que este evento cada vez tiene más caras y que, de alguna forma u otra, al final pueden acabar palote total desde los esnobistas más recalcitrantes hasta los aficionados al manga. Otro inciso: puede que «Tastumi» no sea la película del Festival de Sitges que ponga burracos a los aficionados a «Dragon Ball» y «Death Note«. Aquí estamos hablando de otro tipo de manga: Yoshihiro Tatsumi es una de esas figuras ocultas del medio que, sin embargo, muchos ya han puesto en sus altares al lado de Osamu Tezuka y Shigeru Mizuki. Eric Khoo se atreve en «Tatsumi» a abordar la biografía del artista a partir varias historias cortas y de sus propias memorias en formato cómic (titulado «Una Vida Errante» y publicado en España por Astiberri). El estilo gráfico se adapta, como no podía ser de otra forma, a la del autor homenajeado en un ejercicio de estilo más integrado (y menos apocalíptico) que lo que hizo Rintaro en «Metropolis«… Pero sólo por disfrutar de la maravillosa imagineria de Tatsumi en movimiento, valdrá la pena un viaje a Sitges. [Raül De Tena]
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ATTACK THE BLOCK. Si uno cree que no hay nada que dé más miedo que las oscuras callejuelas de Brixton a las tantas de la madrugada, pues imagínatelas en pleno ataque de perro/monos alienígenas con extra de flúor dental y mucha mala ostia. E imaginémonos, además, a estos bichos persiguiendo una pandilla de matones adolescentes atrapados en su propio edificio. Unos «The Goonies» macarras con acentarro británico de suburbio, una enfermera recién atracada por la pandilla, un camello matón y dos fumetas… Y aliens, por supuesto. Peludos y rabiosos aliens. A veces, «Attack The Block» parece una versión teen de aquella «La Horde» que pudimos ver en Sitges hace un par de años, pero sin zombies y a la inglesa. Ya lo dice bien claro uno de los chicos: “Si han atacado aquí, es que quieren pelea”. [Déborah Camañes]
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GUILTY OF ROMANCE. Sion Sono vuelve un año más al festival que le venera, a ese público que le recibe con los brazos abiertos, la cabeza despejada y el culo descansado. El irreverente autor japonés es idolatrado por el público de Sitges y no sin razón. Su cine está más allá de las convenciones y de cualquier inimaginable (los que se quejan de «El Arbol de la Vida» tendrían que ver «Cold Fish» atados con alambres de espino a las butacas…) y en él tienen cabida desde las reflexiones post-modernas con empaque de pink cinema hasta las desviaciones más perversas e incomprensibles del ser humano encarnadas en personajes surrealistas, carismáticos e idos totalmente de la olla. Una media de dos horas y media por cinta no da para menos. Con «Guilty of Romance«, Sono cierra su Trilogía del Odio, y como buen remate supura ídem por los cuatro costados. Una ama de casa perfecta que se mete a actriz porno y se aboca a una doble vida de vicio, sexo y perversión muy explícita le sirve al director para volver a ponernos las neuronas a prueba y los nervios a punto de nieve. Con ecos kafkianos pero en versión japonesa desquiciada y muy guarra, esta nueva entrega del japonés promete ser -como siempre pasa con ese director- una de las películas más remarcables de esta edición. [Estela Cebrián]
THE YELLOW SEA. Si «The Yellow Sea» os suena a chino y no tenéis la menor idea de cómo se escribe Na Hong-Jin (yo lo he tenido que consultar en IMDB), ahí va una pista: «The Chaser«. En 2008, el Festival de Sitges admitió a concurso esta ópera prima que sorprendió por una fiereza poco común en un debutante. La película no se llevó el gato al agua, pero su proyección sirvió para dar a conocer en nuestro país un trabajo mayúsculo que no ha dejado de acumular parabienes en este tiempo. «The Yellow Sea«, el segundo largo de Na Hong-Jin y también su segunda intentona de conquistar al jurado, parece protagonizada por una variación de aquel cazador: esta vez es un tipo que para escapar de la miseria se ve obligado a asesinar a otro tipo. Lo de siempre. [Ibán Manzano]
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THE TROLL HUNTER. Cuando uno ve el título de «The Troll Hunter «y lee su premisa, la verdad es que de lo único que tiene ganas es de ponerse a correr en dirección opuesta a la de la sala de cine en la que la proyecten, como si de un trol real se tratara. Pero tranquilos: afortunadamente, a veces las apariencias engañan y «The Troll Hunter» es una de las propuestas más simpáticas que vamos a poder ver en esta edición del festival. Como ya ocurrió con «Rare Exports: A Christmas Tale» el año pasado, este film adapta otra leyenda popular, en este caso la existencia de troles en los fríos bosques de noruega. Cruce entre «The Blair Witch Project» y «Cloverfield«, «The Troll Hunter» nos cuenta la historia de tres estudiantes de cine que deben realizar un reportaje acerca de la caza ilegal de osos en las gélidas montañas noruegas. En una de sus expediciones, se toparán con un cazador de troles que les permitirá acompañarle en varias de sus noches de caza, poniendo en peligro las vidas de los jóvenes estudiantes. Pero tras la cutrez de su premisa, en «The Troll Hunter» se esconde una entretenida cinta de aventuras. A pesar de contar con unos abrumadores y realistas efectos visuales, el director y guionista Andre Ovredal no cae en el error de ampararse solamente en ellos y dota a todo el relato de grandes dosis de humor y mucha mala leche. Como curiosidad, hay que advertir que en EEUU ya hay un remake en preproducción… Por algo será. [Àlex Aviñó d’Acosta]
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THE THING. El undécimo mandamiento reza: “No harás un remake del genial John Carpenter bajo pena de castigo eterno en el infierno viendo “Sálvame” hasta que te estallen las corneas”. Pero sí, lo han hecho y no podemos más que 1) resignarnos, 2) quemar los cines, 3) ir a ver el remake y cagarnos en su santa madre… o no. Igual nos sorprende. «La Cosa» de Carpenter (que, en verdad, también es un remake de Hawks) es de las tres o cuatro cosas más extraordinarias de esta vida y debería ser de visión obligada en los colegios. Carpenter era un auténtico artesano, un narrador nato; y hay que estar en el festival para saber si Matthijs van Heijningen Jr (sí, eso significa que su padre se llama igual) está a la altura de tan soberbia exhibición de talento. Kurt Russell es sustituido aquí por Mary Elisabeth Winstead, más conocida por ser la Ramona Flowers de «Scott Pilgrim vs The World«, perdiendo esa carga testosterónica con regusto a western de su predecesora. En fin, que Carpenter nos pille confesados. [Déborah Camañes]
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MELANCHOLIA (bonus). ¿Que por qué es «Melancholia» un bonus y no una de las pelis que incorporamos como imprescindibles del festival? Porque, como está mandado, Lars Von Trier sigue siendo de esos directores capaces de dividir a una redacción tan bien avenida como la de FPM. Pero que nadie se lleve a engaño: una vez ya nos hemos comido con patatas (y con múltiples lagrimones de emoción) la Génesis del universo en «El Árbol de la Vida» de Terrence Malick, ahora toca irse al lado contrario del espectro lumínico con el director danés: si el primero ha hecho una apología al trascendentalismo, todo parece indicar que Von Trier sigue tan apocalíptico como siempre en esta historia en la que la vida de dos hermanas (y la boda de una de ellas) se ve totalmente desquiciada cuando en el firmamento aparece un nuevo astro, el planeta Melancholia del título, que va directo a llevarse por delante al planeta Tierra… y a sus habitantes. Algunos dicen que «Melancholia» es una obra maestra. Otros afirma que al danés se le ha acabado de ir la olla (si es que alguna vez la tuvo en su sitio). Y yo qué queréis que os diga: que después de la excesiva (en todos los sentidos: también en calidad e interés) «Antichrist«, tengo ganas de más Von Trier. Además, y remitiéndome a la primera pregunta de este texto: ¿desde cuando somos tan mojigatos como para que una película tan polémica no se convierta inmediatamente en un must impepinable? [Raül De Tena]