[dropcap]M[/dropcap]ARTÍN CUESTA de CINEMA AD HOC selecciona “EDEN” (Mia Hansen-Løve). Mia Hansen-Løve, ese es mi nombre para el 62 Zinemaldia. No sólo porque su cine me parezca un misterioso reflejo del Rohmer más sensible (imagínense al autor de “Cuento De Verano” o “La Rodilla De Claire” tamizado por el filtro de la feminidad o emprendiendo un viaje al otro lado del espejo), sino porque este proceso referencial, forjado también en las páginas de Cahiers Du Cinéma, no ha significado la pérdida de una voz propia, de un hueco ganado a conciencia en el concurrido y a veces monocorde espacio del cinéma d’auteur del país vecino. El cine de Hansen-Løve es siempre actual, pero pervive en él un toque de nostalgia (como en su forma de mirar, por cierto) o quizás sería más adecuado hablar de una revisión del pasado como explicación del presente, un eco que se repite y en el que se escucha de fondo, apenas audible, un lamento por la inocencia perdida.
No sabemos si Eden, su nueva película y uno de los puntales de la Sección Oficial, retomará el camino emprendido por “Le Père De Mes Enfants” o “Un Amour De Jeunesse” pero parecería extraño que no fuera así. Por el compromiso autoral antes mencionado, sí, pero también por los escasos momentos que hemos podido observar de su metraje y en los que se revisita el panorama de la música dance de los 90 en Europa. Más allá de que pasar de Violeta Parra a Daft Punk pueda parecer una (digi)evolución excesivamente radical, el sustrato fílmico permanece y eso es lo que nos engancha a un autor, lo que nos acerca o aleja del mismo. En fin, que si a lo ya dicho añadimos que Greta Gerwig y Golshifteh Farahani forman parte de la ecuación, pueden imaginar que nuestra presencia en el Teatro Principal es obligada. “No está Lola Creton”, podrá objetar algún fan enfurecido, pero le recomendamos que no se ofusque, no pasa nada: todo está perdonado.
[dropcap]P[/dropcap]ABLO GONZÁLEZ TABOADA de FILMAFFINITY selecciona “THE TALE OF PRINCESS KAGUYA” (Isao Takahata). Es difícil destacar cuando tu compañero de mesa es Hayao Miyazaki, pero Isao Takahata ha conseguido, con todo, mantenerse como esa ‘cara B’ de Studio Ghibli más abierto a la experimentación formal, la exploración del medio en su vertiente más libre, abordando cine a ras del suelo y no tanto con la fantasía como punto de fuga. Autor de, al menos, una obra maestra universal como es «La Tumba De Las Luciérnagas«, el resto de su filmografía ha tenido una aceptación irregular, pero está repleta de hallazgos como la bellísima «Only Yesterday«.
Si obviamos su película recopilatoria sobre «Ana De Las Tejas Verdes» estrenada exclusivamente en Japón en 2010, llevábamos sin ver un nuevo largometraje de Takahata desde 1999, con su estimable «Mis Vecinos Los Yamada«, su obra más rupturista hasta la fecha a nivel estético. Pero, afortunadamente, su regreso parece haberse saldado de la mejor forma posible, porque «The Tale Of Princess Kaguya» (o «La Princesa Kaguya«) apunta a ser uno de los largometrajes más importantes del año. Su extraordinaria recepción en festivales choca con una recaudación en taquilla simplemente aceptable, pero nadie dijo que el arte deba ser rentable. Así que para mí es, indudablemente, la cinta que más espero poder degustar de toda la oferta del Festival de San Sebastián de 2014. Es más: es la razón de mi asistencia al evento, como lo fue en 2013 «El Viento Se Levanta» de Hayao Miyazaki. Otra Obra Maestra, dicho sea de paso. Viva Studio Ghibli.
[dropcap]P[/dropcap]EP S. LEDOUX de LA BELLA MENTIROSA selecciona “IN THE BASEMENT” (Ulrich Seidl). Teniendo en cuenta mi fanatismo con el peculiar Ulrich Seidl, la elección era sencilla. Tras realizar recientemente su brillante trilogía paradisíaca, el director austriaco vuelve a la carga un año después con otro de sus documentales con un alto componente de ficción, que estará incluido en la sección Zabaltegi. Según comentan quienes lo han podido ver en Venecia, Seidl retoma su vertiente más sórdida (la de “Días Perros” y, muy especialmente, la de “Animal Love”). Y es que la temática elegida, lo que se cuece en los sótanos de su país, a priori se presenta como el marco perfecto para que el autor austriaco pueda desarrollar su mirada incendiaria, a medio camino entre la perturbación y el sarcasmo, para despellejar a la sociedad contemporánea y recalcar lo absurdo que puede resultar el comportamiento del ser humano cuando se deja llevar por sus obsesiones.
[dropcap]S[/dropcap]OFÍA MACHAIN de PANTALLAÁRBOL selecciona “UNE NOUVELLE AMIE” (François Ozon). Elegir una película entre el suculento racimo que se presentan este año en el Zinemaldia es una tarea no ya imposible, sino quimérica e injusta para el resto de títulos. Lo es incluso para la que está escribiendo, que ahora se siente como la esposa infiel o la amante burladora al abandonar a todos los demás (a Mia, a Dolan, a Ceylan, a Vermut… ) a favor de François Ozon. Sí, él, en San Sebastián, otra vez.
“Une Nouvelle Amie” es la tercera película del francés en tres años, después de “En La Casa” y de la elegancia hipnótica de “Joven y Bonita”, todavía en digestión para algunos. Me quedo con Ozon porque creo que su cine se parece mucho a nosotros y aún con todo, es capaz de mantenernos el cariño en una especie de voto de confianza en el ser humano tan turbio como en paz consigo mismo.
Así es que me mojo y digo que espero a un Ozon que siga serpenteando cada uno de los límites -los suyos, los nuestros-, caminando por las arenas movedizas del malestar y haciendo de eso la experiencia de ser testigo y parte de un cine inflamable y reconfortante a partes iguales.