Si siempre hemos dicho que lo de Pumuky es una ascensión continua en su propia escalera hacia la gracia convertida en música, ahora resulta que, así, sin avisarnos, acaban de saltar varios peldaños en su subida. Los dejamos en su ya de por sí exuberante «Plus Ultra» (Jabalina, 2011), y ahora resulta que Jaír y Noé Ramírez, después de una remodelación interna en su banda, regresan para demostrar que, por mucho que resulte difícil de creer, los preceptos de aquel álbum podían elevarse todavía más hacia un cielo tan azul que duele al mirarlo. Lo hacen con las tres canciones que conforman el nuevo lanzamiento de la serie Dedicatessen de Jabalina: en esta ocasión, un precioso vinilo de color tanslúcido ideal para coleccionistas y entendidos.
Dentro, los hermanos Ramírez toman el «eterno femenino» propuesto por Goethe en su «Fausto» y lo traen aquí y ahora en tres temas con diferentes propuestas que llevan lo musical y lo lírico en direcciones diferentes pero nunca opuestas: «El Eterno Femenino y El Sexo del Universo» persigue el sonido de «Plus Ultra» en la oscuridad del bosque con linternas que sólo revelan pedazos inquietantes del paisaje; «Taganana Chorus Mysticus» muestra la cara más dulce de Pumuky en un slowcore luminoso que sabe a nana para adultos; y, por último, la exquisita «Buscando a Mamá Emperoratriz en Suicide Avenue» destaca como uno de esos temas que cala en los huesos como una llovizna de verano que te pilla desprevenido pero que abrazas como quien abraza la mejor melancolía. Un triplete de órdago que provoca miedo al pensar en lo que será el nuevo largo de Pumuky.