Está feo decirlo, pero la verdad es que la jugada le ha salido redonda a Frank Ocean. A principios de junio colgaba en su Tumblr un vídeo que parecía algo premonitorio de lo que sería su próximo disco, «Channel Orange«(Def Jam, 2012). Pocos días después colgaba el primer single «Pyramids«, una compleja canción de casi diez minutos donde r&b y funk se tocaban sus partes íntimas mientras Ocean hablaba de una prostituta que se llama Cleopatra y hacía metáforas con todo tipo de elementos barrocos. Si este era el primer single, ¿qué más nos esperaba a la vuelta de la esquina con este hombre? Pues bueno, lo siguiente fue lo que aparenta ser una salida del armario en toda regla por parte del rapero-compositor. Ahí es nada. Lo hacía mediante una carta que también colgaba en su Tumblr (¡benditas redes sociales!) en la que hablaba de un amor (no correspondido) de juventud. Si el debate abierto en canal como una herida infligida con un vaso roto en el mundillo del hip-hop no era suficiente, Ocean no ha querido que se extinga (su) llama y ya ha adelantado otra canción de ese esperadísimo disco que saldrá, por fin, esta misma semana (el próximo 17). Y el tío tiene los santos cojones de empezar «Sweet Life» (que así se llama el tema) diciendo «The best song wasn´t the single…«. Y si una cancionaza como «Pyramids» no es la mejor, ¿qué más nos tiene preparado este hombre?.
«Sweet Life» no se compara con el single, pero si le da ciertas patadas: donde «Pyramids» es un cuadro barroco y con muchas pretensiones, esta un medio tiempo elegantón de funky muy simple que te coge del tobillo y te estira de la tibia para darte un calambrazo que te llega hasta la espalda. Y encima parece el yang sensualón del «Good Life» de Kanye. Dos en uno. Esto es música negra de otro tiempo, producción milimetrada, tempo sexy y Ocean (y que alguien me mate por utilizar esta expresión) en puro estado de gracia. Esto apunta a disco del año.