No sabemos si, al modo de la Björk interpretada por Joaquín Reyes (la misma que tenía mareos de lo genial que era a veces), Britney Spears tuvo mareos al ver cómo «Work Bitch» se le iba de las manos y se convertía en una catedral del chonismo de nuevo siglo. Que, a ver, todos sabíamos que esta señora tiene un ramalazo poligonero que no se le va ni con electroshocks, pero lo de «Work Bitch«, por mucho que se haya revelado como un grower que está a punto de hacernos saltar de la elíptica cada vez que suena en el gimnasio, se pasó de rubio de bote y de chocho morenote. Por eso, repetimos, no sabemos si a Britney le vinieron mareos al escuchar su anterior single, pero lo que está claro es que para el segundo single de adelanto del que será su nuevo álbum, de nombre tan alucinante (no sabemos todavía si para bien o para mal) como «Britney Jean«, la diva ha optado por irse al lado contrario del espectro y marcarse una balada de esas que siempre le han puesto burraca.
Hay que reconocer que «Perfume«, sin embargo, es muchísimo menos infecta que las baladas incluidas por la Spears en sus últimos discos, que por algo nunca llegaron a ser ni single (a diferencia de ejemplos gloriosos como la gigantesca «Everytime«). En esta ocasión, el tema no pasará a la historia por nada en especial, pero al menos no nos obligará a buscar las sales de frutas para aplacar el ardor estomacal cada vez que la escuchemos en algún sitio. Y, sobre todo, después del cortocircuito mental que implicó «Work Bitch«, nos parece que «Perfume» es un desengrasante de maravilla de cara al lanzamiento de «Britney Jean«. Porque ya hemos dicho que el hecho de la Spears haya tenido el chochamen de llamar a su nuevo disco «Britney Spears» nos parece una maravilla, ¿verdad?