Imposible cansarse de la «Sad Girl Culture»… Por eso mismo entrevistamos a Marina Kaysen con un cuestionario de acceso a nuestro club Fantastic People.
Este no va a ser otro artículo más sobre chicas tristes. Aunque tal vez sí lo sea. Hay algo en torno a la “Sad Girl Culture” que no deja de despertar nuestro interés a pesar de que haya pasado más de un año desde que este concepto alcanzase su punto álgido en Internet llenando Tumblrs, Instagrams y plataformas diversas de miradas lánguidas que destilan melancolía, brillantina y un halo ninfúlico a partes iguales. Pero es que estas chicas tristes no son sólo fragilidad y bilis negra, también son rebeldía y fortaleza como bien apuntaba Audrey Wollen con su “Sad Girl Theory”, y es esta dualidad lo que hace que no podamos apartar la mirada de ellas. Su desazón y sufrimiento interiorizado es un acto de resistencia y protesta, una forma de activismo sutil y silenciosa que promulga el dolor como vehículo para el cambio político y social.
Parafraseando a Wollen: el dolor, el llanto, el ayuno y finalmente el suicidio han sido catalogados como síntomas de enfermedad mental e incluso de puro narcisismo en el caso de la mujer; la clave está en mirarlos desde un punto de vista ajeno a estereotipos que eviten que asociemos esos actos, en muchos casos devastadores, con la debilidad, cuando en realidad es una manera cruda y visceral de liberarse de ataduras sociales y culturales. Todos conocemos a iconos populares de este movimiento como Catalina de Siena, Virginia Woolf o Lana del Rey, aunque no hace falta irse tan lejos cuando aquí hemos tenido a Santa Teresa de Jesús o, ahora, a Marina Kaysen.
Me da miedo crecer y, a la vez, quiero llevar la vida de una adulta exitosa.
Marina Kaysen es una jovencísima artista madrileña que encaja a la perfección con lo escrito en el párrafo anterior y, si bien el grueso de su obra forma parte de su faceta como fotógrafa, también se atreve a explorar el campo de lo visual y de la literatura. Su estética, a grosso modo, podría describirse como el resultado de juntar en una sola imagen lo más característico de Sofía Coppola y Vladimir Nabokov, aderezándolo con un poco de soft grunge, cierta bipolaridad y mucha teenage angst. Sus sesiones fotográficas representan, casi en su mayoría, pequeños y delicados estudios de la feminidad que dejan entrever los deseos, inquietudes y vicisitudes de lo que Arnett bautizó como “adultez emergente”. Pero como una imagen vale más que mil palabras, mejor echadle un vistazo a su portfolio digital.
Marina se describe como una nínfula triste a la que le apasiona la poesía y las piscinas de los moteles. Le gusta llorar y la purpurina, pero quién mejor para descubrirnos más rincones del mundo de Marina Kaysen que ella misma…
Nombre. Marina Kaysen.
Edad. 20 años.
Profesión. Fotógrafa.
El rincón favorito de tu ciudad. El Viaducto de Segovia y pasear por debajo de él y sus alrededores. Tal vez me pueda el romanticismo que rodea a ese lugar: en los 90 había una media de cuatro suicidios al mes en el viaducto y, además, es un sitio que se recoge en muchas obras de la cultura popular madrileña, como por ejemplo en «Luces de Bohemia«, de Valle-Inclán. Para mí, simplemente, tiene magia.
El último hallazgo en tu ciudad. El pequeño estanque que hay dentro de La Estufa de Graells, en el Jardín Botánico.
Ese sitio que no quisieras que conociera más gente para que no lo abarroten. Esto no debería decirlo, pero ahí va: los rincones secretos del Campo del Moro donde hay fuentes pequeñas y bañeras oxidadas.
El último evento en el que has estado. El #Intermixable2015: un evento de la marca de pinturas Liquitex en el que podías disfrutar de artistas como mi gran amiga Rebeca Khamlichi pintando en directo y además te ofrecían pintar tu propia camiseta con productos Liquitex. Fue muy divertido y… ¡gratis!
¿Cuáles son tus tiendas favoritas (no necesariamente de ropa)? Recomiéndanos alguna tienda de tu ciudad y de algún sitio que hayas visitado… Mi tienda favorita es Nest, que se encuentra en la Plaza de San Ildefonso (Malasaña): creo que es la tienda más bonita del mundo, y me lo compraría todo si pudiera. Es una tienda de decoración, regalos y papelería. Mi segunda tienda favorita es de ropa y su nombre es Magpie (C/ Velarde); para mí, la mejor tienda vintage de Madrid. Los dueños son encantadores y la ropa es increíble. Además, me encanta que puedas alquilar prendas (desde una cazadora hasta vestidos de novia) porque puedes usar verdaderas maravillas a la hora de hacer una sesión de fotos… Para no repetirme, de mi ciudad recomiendo los puestos de libros de la Cuesta de Moyano. Sé que no es el concepto de «tienda» en sí pero, al fin y al cabo, allí también estás comprando. Y la verdad es que encuentras tesoros si buscas bien. De algún sitio que haya visitado, sin duda recomiendo mi librería favorita: Foyles, que está en Londres, en Charing Cross Road. Una pasada, he llegado a estar cinco horas allí dentro sin darme cuenta de que pasaba el tiempo.
¿Dónde haces la compra? No hago mucha compra porque tanto las comidas como las cenas me las prepara mi novio en su restaurante (haters gonna hate). Pero, si necesito cualquier cosa, ¡soy cliente fiel de la tienda de chinos que hay al lado de mi portal!
Si te invitara a cenar a mi casa… ¿Qué traerías? Vino blanco, ¡no puede faltar nunca!
Define tu estilo (de vestir, de vivir, de trabajar, de lo que sea) en pocas palabras… Sería algo así como un Dolores Haze meets Sylvia Plath.
¿Cuál es tu prenda de vestir favorita? Los vestidos tipo años 60.
¿Crees que tu look te define de alguna manera? Me define totalmente. Siempre suelo llevar vestidos o faldas y zapatos, muchas veces con calcetines de puntilla. Hay mucha gente que me reconoce por lo de los calcetines. Es el estilo en el que me encuentro más cómoda. También me suelen decir que «parezco de otra época», y la verdad es que no he variado mucho mi forma de vestir desde que empecé a interesarme por la moda a los 13 años. Hay mucha influencia del cine y de la música y, aunque tenga un estilo más o menos definido, a veces también puedo ser muy camaleónica. Me da miedo crecer y, a la vez, quiero llevar la vida de una adulta exitosa, y creo que eso se refleja a la perfección en mi vestimenta.
Dime algún icono que te guste imitar, o que simplemente te guste y por qué te gusta… Elizabeth Woolridge Grant. Quiero decir, Lana Del Rey. No la imito a la hora de vestir (básicamente porque no me gusta como viste; camisetas + vaqueros, c’est ça). Pero a la hora de ver la vida y el arte somos prácticamente iguales. No es que lo haya forzado en ningún momento, es que es así. Por suerte, he tenido el placer de hablar con ella en persona para constatar lo que acabo de decir. Y, bueno, es mi principal inspiración junto con Sylvia Plath y David Lynch. Las almas atormentadas se juntan con otras almas atormentadas.